Quisiera entender en santo juicio, cuánta pasividad incomprensible tienen en este país
Quienes se dicen son aficionados taurinos, que si bien es cierto, acuden a las plazas de toros en forma masiva en ferias taurinas, también es cierto, que no se sienten para nada, a la hora de salir a la calle a defender la Fiesta Brava, que en este ancho territorio nacional latinoamericano, tiene más enemigos que el diablo mismo.
Tras lo sucedido en Carora, Estado Lara, donde cuajo y porrazo, prohíben la realización de una corrida de toros, la reacción de los taurinos no se dejó sentir, como debería haber sido; solo hubo uno que otro esporádico aspaviento que ni a nivel nacional tuvo eco.
Ni los gremios taurinos se hicieron sentir, como se esperaba; todo como si nada hubiese pasado. Preguntaba en mi anterior entrega: ¿Dónde están? ¿Qué se hicieron los taurinos de Venezuela, que no salen a defender la Fiesta Brava? La respuesta esperada aún no llega.
Da coraje, para no escribir la expresión que siento, saber que los adversos, siguen ganando terreno que se les cede en bandeja de plata, fortaleciendo sus insulsos argumentos, ante la inapetencia, desgano, de los aficionados taurinos y cabe otra interrogante: Carajo ¿Qué les pasa taurinos de Venezuela?
Disculpen si peco de reiterativo con sobrada pasión y afición, lo hago y haré siempre, pero es la gran realidad que vivimos en este país. Que no se la crean que porque renacen ferias tradicionales taurinas pueblerinas, estamos fortaleciendo la Fiesta Brava; se impulsa, no hay duda de ello, lo celebramos y aplaudimos, pero ello no implica que se le está defiendo como lo necesita, lo requiere, lo amerita, ante el ataque ya super frontal que aplican los enemigos, apoyados por un alto funcionario público nacional, frustrado en esencia, que quiere acabar no solo con la Fiesta Brava, sino también con las tradicionales peleas de gallo, toros coleados y ni para saber qué otras actividades natas ancestrales culturales venezolanas.
Perdonen lo reiterativo, se hace necesario, ante la pasividad de los aficionados taurinos venezolanos, que a ciencia cierta, no sé qué les pasa, que no salen a dar guerra sin cuartel, al desmedido ataque de los enemigos de nuestra Fiesta Brava, realidad ahí, a la vuelta de la esquina, punto en boca y olé.
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