Monseñor Porras: Su presencia en la Plaza de Toros es siempre reconfortante. Foto: En el callejòn de la plaza merideña junto al español D. Juan Lamarca (izq) y el Dr. Fortunato González, ambos del Círculo Taurino Bienvenida.
* Será investido Cardenal, en Consistorio que tendrá lugar el 19 de noviembre próximo en la Santa Sede
por: Eduardo Soto
Baltazar Enrique Porras Cardozo, es un sacerdote nacido en Caracas, que este Lunes 10/10 cumplirá 72 años y quien, a lo largo de su vida, ha desarrollado una intensa labor apostólica, reconocida por el Papa Francisco, con el más alto título que le es dado conceder, pues será investido Cardenal, en Consistorio que tendrá lugar el 19 de noviembre próximo en la Santa Sede, razón por la cual no lo podremos ver este año en la Corrida de la Feria de La Chinita.
Monseñor Baltazar, a cuya formación como pastor de almas, se unen particulares dotes de sencillez y don de gentes, que lo hacen acreedor del aprecio inmediato de todos y sumar siempre simpatías a favor de la Iglesia, incluso entre aquellos que no podemos precisamente considerarnos entre los más diligentes de la feligresía.
Baltazar Porras, el prelado, fue nombrado Obispo y Arzobispo, por Juan Pablo II, el Papa Peregrino, quien visitó dos veces nuestro país; la primera el 26 de enero de 1985, en que por vez primera el Vicario de Cristo pisaba tierra venezolana e incluyó Mérida en su gira, donde se congregaron 300.000 personas para recibirlo. La segunda visita fue en 1996, cuando el Papa ofició la primera misa en el Santuario Nacional de Nuestra Señora de Coromoto.
Baltazar Porras, el hombre, consagró sus credenciales de rectitud ciudadana, cuando a pesar de ser objeto de la animadversión del régimen chavista, fue acompañante del mandatario, en su condición de Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, en su temporal salida del poder, durante los sucesos de 2002. Ciertas indiscreciones electrónicas posteriores, permitirían atisbar su decidida actitud a favor de la causa de la gran mayoría de los sufridos habitantes de esta patria, agobiada en demasía por la insana afición al poder.
Baltazar Porras, el taurino, quisiera repetirlo ahora, es quizás el único Cardenal torero que el mundo ha conocido, cuyo temple eclesiástico y taurino se forjó entre el Seminario de Caracas y la Universidad Pontificia de Salamanca. Su presencia en la Plaza de Toros es siempre reconfortante, no sólo por su dignidad eclesiástica sino también por su condición de acrisolado aficionado. Monseñor Baltazar es caraqueño de nacimiento, andino de adopción y taurino de pura cepa.
Sea esta oportunidad propicia para felicitar al Papa Francisco, por la acertada elección del nuevo Cardenal, con la cual honra a la propia Iglesia, a los creyentes y al clero venezolano; a nuestro pueblo por contar ahora con un Cardenal, con quien todos nos sentimos tan cercanos y, por supuesto, al mismo Cardenal Porras, pues pocas veces hubo alguien con tantos méritos y razones para merecer la jerarquía de Príncipe de la Iglesia.
Eduardo Soto
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