Colombia taurina merece respeto a su cultura

Sábado 18 de Mayo en San Cristóbal


Bono de colaboración desde 10 $ en: Asogata, 
Escuela Taurina César Faraco: Plaza Monumental, Pueblo Nuevo  
Restaurante Miura: Calle 18 con carr. 20, San Cristóbal 
Contacto: 0412 658 4112

8/12/15

César Faraco, en los vuelos de un recuerdo sereno y torero…

César Dao brinda a su entrañable amigo: Cèsar Faraco (der) y al espada español Antoñete

por: César Dao Colina



*Y, por aquellos días, maestro, Valencia, bajo una fervorosa afición, retiene los cercados de la memoria cuando acudías vestido de torero a  Arenas de Valencia y al Parque de Atracciones.
*La abuela Lucía, faraquista de tuétano y refriega, como tantos seguidores suyos, muchos, aún no le brotaban las venas de la vejez sobre sus manos y asiéndose sobre mi derecha esperábamos que llegaras en el automóvil del gran hombre de autenticidades Manolo Facchín de Bonni, aquel quien dijo, por los años cuarenta, que El Toreo era Arte y no Bravura Ciega… y que nada podía ser vencido por la casualidad, comenzando por el miedo, parafraseando una parte del aforismo.
 Bondad Torera…Valor y Estoicismo…
*ATAVIADO de blanco y oro, montera de morita de largos machos, saludabas, caballerosamente, sin dejar de estrechar el afecto de tu media sonrisa; muy propia de la gente amada de los andes.
*Toda esta torería, hizo ganarte afectos legítimos, más, cuando una educación sin par, una delicadeza en el trato, unos gestos fisiológicamente taurinos, bordaban una personalidad única que fue ponderada, grandiosamente, junto a tu entrega de torero seco pero con mensaje fiel…
*VALENCIA, fue faraquista y en su nostalgia, lo sigue siendo; de ello no hay atisbos de  duda…
*El RECUERDO mexicano levita en el ambiente de las lejanías; en los tantos vuelos a la tierra admirada por el alma, cuando me hizo su invitado al cumpleaños de El Ave de las Tempestades. Lorenzo Garza Arrambide, lo que cuajó una amistad conjuntada en los tentaderos, casa de don Chucho Cabrera, su antigua ganadería con sangre sanmateina, y plurales tenidas Casa de don Pedrito Illana (Cuatla 43 –Colonia Roma)-gracias a esa oportunidad que me concedió su vida…
 Y el Respeto lanceaba la Naturalidad
-¿CÓMO olvidar los saludos y los abrazos  que las figuras del toreo de oro te tributaban?...cómo.
*ARMILLA EL GRANDE, el hermano deJuan y Zenaido, con las dos manos colocadas sobre tus-ahora lo tutéo- delineados hombros, expresó al lado del pintor Cobo:-Que alegría y qué honor me da saludar a un caballero del toreo; Faraco, usted sigue igual tan cerca de la penetrante amistad.
*Mientras, Humberto Peraza, uno de los mejores escultores del mundo, en tono de voz pausado, semejante al tuyo, te dijo:-Cuánto daría para poder esculpir la manera suya de hacer el paseíllo, cuánto le daría a mis  musas, a mi buril, para lograr moldear tu valerosa como estoica figura.
*Garza, el grandioso Lorenzo, el inefable Magnífico, con su tono regiomontano, trajeado de flux en gabardina gris plomo, corbata grana, alisada camisa y asomando un oloroso pañuelo en su retumbante pecho, soltaba a una mano oral, esta bella expresión:-César Faraco, cómo nos llena de espíritu estar aquí con nosotros; somos tus fervientes admiradores, sino, fíjate, oíste la ovación que te dimos a la entrada del salón, oye, pues, esa no es nada común sino en las plazas de toros.
 Manos, abrazos de Pepe Alameda…
*EL POLIFACÉTICO PEPE ALAMEDA, con su intelecto punteado con el peculiar tono correspondiente a los intelectuales de su talla, quien silenció la escena literaria al pronunciar  frases y reflexiones, obras y espacios, lo aclamó de esta forma, eso, lo aclamó brevemente estando a su vera, don Pedrito…:-Un gran hombre para un gran comienzo de otro aniversario garcista; tu naturalidad, César, tu bonhomía, tan sensible y penetrante, es la de un artista repleto de luz y de gracia interior, este no es un saludo protocolario, es un abrazo a tu verdad y a tu realidad sembradas de buenas intenciones, es que la verdad es la realidad y tú, Faraco, eres real, real…
*Y, de esa manera, desfilaron, por el sitio que le correspondía en el gran mesón de Illana, tantas, pero muchas figuras que reposan en este viejo atesorado y largo video pasado a nueva aplicación. 
 Y, hoy, día de la Inmaculada….   
*NO vamos ni pretendemos repasar tu vida torera ni tus buenas acciones, ni los comienzos, ni a Luis Sánchez Olivares y como a  la admiradísima Casa Bienvenida en la capitanía del Papa Negro cita en la calle Mola madrileña, ni la presencia en Las Ventas del Espíritu Santo… Hoy, en las horas que restan de vida a todos, deseo, a manera de agradecimiento  la amistad que me dispensaste con un breve sentido de magia y destino, manifestarte todo el cariño, afecto meridiano, prístino, delicado como cristales de agua adormecida que me regalaste; más cuando toreamos varias tardes junto al maestro de maestros Antonio Chenel Albadalejo,  Antoñete, quien tanto te quiso tal como te lo confesó en Los Toneles…sí, a lo Faraco, a lo Tocayito, a lo César Omaña, tú otro Tocayito.
*HOY, conservamos la silla donde te sentabas al lado de la abuela Lucía y la familia, a quien visitabas con frecuencia en nuestra vieja casona de la avenida de Bolívar, como se le llamaba a esa arteria principal valenciana, para disfrutar de nuestro mantel limpio y honesto yantar; honesto como tú César Faraco Alarcón, tan honesto y entregado unido a la otra silla que se esconde furtivamente en un rincón de mi armario donde se sentaba don Ramón Henríquez, otrora Asesor Técnico en las Arenas de Valencia, para ordenarle a CHE-CHÉ, director de la reducida Banda de Música arenera, que rompiera con las notas del caprichoso y cascabelero pasodoble La Morena de mi Copla, para luego, rematando la faena con espadazo hasta las cintas sobre el morrillo del toro marquero, salir en volandas hasta el Hotel Victoria, teniendo que salir varias veces al balcón de la habitación que amalgamaba tu sentir torero para proseguir saludando a aquella multitud que ya no está…que se ha esfumado como el humo las neblinas de aquellas montañas laguneras que te vieron nacer…pero, en estos días, vuelves, retornas, regresas sin regresar como el Cóndor de los Andes, majestuoso, altivo en su vuelo, sereno como aquel Faraco que se ahogó de caballerosidad. 

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