14/12/15

Carta de Antequera al Cuerpo Médico de la Monumental de Valencia

El 20 de spetiembre el torero de plata recibió una cornada de alcances peligrosos. Foto: N Babin

por: César Dao Colina

*EN LA CORRIDA celebrada en la Plaza de Toros Monumental de Valencia, el domingo (20) de septiembre, con motivo de la Primera Jornada Taurina de la Temporada Nacional, casi se borda un crespón negro por la gravísima cornada sufrida por el banderillero valenciano Enzo Antequera.

*EL EFICIENTE peón de brega terminaba de colocar el toro en el terreno adecuado para que sus colegas, Mauro David Pereira y Diego Guillén, colocaran los palos de colores cubriéndose así el segundo tercio. No olvidemos, que, los tercios son los tres hierros: pica, banderillas y estoque, denominando suertes a las de capa y muleta de acuerdo a viejos tratados sobre Tauromaquia.

*UNA vez lanceado el animal, en un inopinado momento, se fue detrás de Antequera haciendo hilo con él pescándolo certeramente cuando intentaba meterse por la tronera del burladero (4).

*El resultado:--- la res le introdujo el pitón hasta la mazorca- (parte más gruesa del cuerno)- desde el tercio medio del muslo derecho llegando, en sus trayectorias, hasta el glúteo destrozándole el paquete vascular, rota femoral y safena con múltiples lesiones musculares de gran importancia.


Hacia la enfermería...

*LAS ASISTENCIAS, de manos de Enrique Muñoz y José Kiri Antequera se hicieron efectivas, porque, el buen amigo, Juan Fajardo, se quedó paralizado, en estado catatónico, como un poste, cuando le vio el boquete al torero no pudiendo ayudar; lo conducen hasta la enfermería dejando un rastro de sangre por el callejón de más de treinta metros de distancia. Iba pálido, Enzo. La plaza, enmudeció cuando presintió la gravedad del percance& los gritos desde el tendido dejaban oir:-& ¡la lleva y bien fea; mira la sangre a borbotones& es un cornalón de a caballo& del tamaño de un tabaco!, mientras, rumbo a la enfermería, por los bajos de sombra, alguien le dijo a Antequera:-¡tranquilo, muchacho, ánimo, que la Vieja Petra te está cuidando desde el cielo!; una media sonrisa, tétrica, alejada, propia de una obra plástica de la Edad Media, se asomaba sobre el rostro demudado a quien se le escapaba la vida por el hachazo dibujando uno de los cuadros más cruentos de la Fiesta Brava. El Toro había impuesto su ley; la suya, para demostrar, una vez más, que ni es un animal doméstico, ni amaestrado y mucho menos un ser indefenso sin opción a defenderse, como gritan, con sus ataques de caspa, los eternos Chicos del No; los nazistas, vale.


Intervenido dos veces...

*EL EQUIPO MÉDICO de la plaza, a la cabeza del Dr. Henry del Prette, presuroso, atienden al herido interviniéndolo en primera instancia para estabilizarlo; desde el palco de la Presidencia, bajó, casi corriendo, el Dr. Manuel Rodríguez Sánchez para ayudar a los galenos porque adivinaba la gravedad de la cornada; recordamos, que, Manolito, como se le dice cariñosamente desde cuando era novillero en los tiempos de la inolvidable tasca La Españolita, propiedad de su padre, Ángel Rodríguez Manau, cita en La Candelaria, fue, hace algunos años, Médico de Plaza, junto al doctor Carlos Verdú, gran amigo, señor, entusiasta aficionado práctico y caballero a carta cabal.


Luego referido a una clínica

*CUATRO horas y tantas, duró el sensible acto médico en la plaza valenciana. Luego, Antequera, fue trasladado a una reconocida clínica de la ciudad para ser operado de nuevo y completar lo indicado por los médicos& .otras horas más en el quirófano para salvarle la vida al joven Enzo.

*VARIOS días duró su permanencia en el centro clínico bajo una estricta vigilancia médica; temían por su vida porque la sangre no irrigaba los planos anatómicos lesionados, se impone la ciencia bajo las manos de los cirujanos& dado de alta, por allí anda, en un duro proceso de recuperación.


Carta de agradecimiento de Enzo Antequera Chirinos

*Señores del Cuerpo Médico de la Plaza de Toros Monumental de Valencia: En nombre de mi familia, padre, esposa e hijos, le agradezco todo su esfuerzo y atención para salvarme la vida, porque la cornada recibida, como lo expresa el parte facultativo, fue de las muy grave; igualmente a mi gremio de profesionales que no me dejó desamparado ni un solo instante. A todos, gracias.



César Dao Colina
Cronista

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