Gracias a la oportuna intervención del senador Luis Emilio Sierra, se evitó que se colara a hurtadillas un ataque Antitaurino. Foto: blog fronterainformativa
* Editorial de la prestigiosa organizaciòn de apoyo a la fiesta en Colomboia Asotauro
Por: Luis Alfonso García Carmona, Director Ejecutivo de ASOTAURO
Dinámica e impredecible como es la Fiesta de los Toros, no podía sino dejarnos un balance preñado de luces y sombras, de alegría y tristeza, de emociones de toda índole.
Las figuras del toreo continuaron en su plan avasallador, copando la mayor parte de los cupos en los carteles y manteniendo su vigencia con faenas tan contundentes como las que brindaron Enrique Ponce, El Juli, Morante de la Puebla, José María Manzanares, Alejandro Talavante, Miguel Angel Perera o Sebastián Castella. No se quedaron atrás rejoneadores como Pablo Hermoso de Mendoza y Diego Ventura, quienes se prodigaron con altura y profesionalismo.
Grata fue también la aparición de López Simón y Andrés Roca Rey, dos jóvenes toreros con ínfulas y bagaje de figuras que se convirtieron en la savia revitalizadora de la Fiesta.
No obstante la crisis económica, la Fiesta Brava en España demostró ser el espectáculo más popular después del fútbol y revalidó su positivo aporte a las finanzas y a la generación de empleo en un país que se niega a caer en la insolvencia.
No hay alegría completa, pues tanto la demagogia politiquera como el fanatismo sin límites de los llamados “antitaurinos” han pretendido ensañarse con la Tauromaquia, no obstante ser ésta una manifestación cultural reconocida así por el Estado. La violación de los derechos de los aficionados catalanes se extendió ahora a Mallorca y no han faltado los intentos de ganar más votos a costa de menoscabar los legítimos derechos de los aficionados.
La tragedia rondó con su sombra las tardes triunfales. Cornadas como las sufridas por Jiménez Fortes, Rivera Ordóñez o Miguel Angel Perera hicieron temer desenlaces peores, si no es por la Divina Providencia.
En América, la situación no es mejor. En varias oportunidades se ha pretendido colar a hurtadillas normas prohibitorias de las corridas en un proyecto de ley que se tramitó en el Congreso de Colombia, por fortuna sin éxito gracias a la oportuna intervención del senador Luis Emilio Sierra.
Pero no es solo la persecución de los “antis” la que agobia a la Fiesta. Es también el olvido del toro, en su grandeza y su autenticidad, como rey de la Fiesta. Se han visto corridas, aún en plazas como la de México, que dan grima y alejan de la plaza al verdadero aficionado.
Aún es tiempo de reaccionar. Nos propusimos desde hace 8 años propugnar por la salvación de la Fiesta y la unión de los aficionados. Muchos nos han acompañado en el empeño y algo importante hemos logrado. Pero falta mucho por hacer. Y no sólo en cuanto a los enemigos de fuera, sino también en la solución de los problemas internos que afectan a la Fiesta
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