Julián Varona Castillo, Maestro Taurino por excelencia Foto archivo: Homenaje que le rindiera la Comisión taurina de Mérida
por: Giovanni Cegarra
Venido por la época de los años 50 desde la Madre Patria, nacido en Barcelona, de pequeño llevado a Andalucía y arribado a estos lares latinoamericanos, a Venezuela, por San Cristóbal, Estado Táchira, de donde se vino a Mérida, Estado Mérida, región andina venezolana, el destino me ha cruzado con un hombre sencillo, jovial, humilde, taurino, que a la larga se convertiría en mi guía espiritual perpetuo, al único que en mi devenir personal profesional, le he admitido me pegue un regaño y me le quede callado, se trata de Julián Varona Castillo: El Tío Julián.
Julián Varona, es todo un gran taurino. Corrían los 80 cuando me cruzo con él, gracias al hoy extinto Padre Hugo Anzil que en los días iniciales de la Televisora Andina Mérida, me consulta si sé de toros, a lo que le dije que sí, que había nacido en ese ambiente y bien recuerdo me dijo: Prepárate, hablarás de toros junto a Don Julián Varona en el Programa TAM en Los Toros que ya había fundado Rodrigo Rivas Viloria y se había separado de él; y dale, agarramos el toro por los cuernos.
Se inicia así un trabajo junto al Tío Julian en TAM en Los Toros, con anécdotas increíbles; una de ellas, lo de un programa que se transmitía en vivo, de noche cada fin de semana, al que llegó entonado desde un local donde liberábamos stress los de la Televisora, la vieja Paellera de la Avenida 5 de Mérida; y botella en mano, iniciamos el programa, el camarógrafo, también pizco, hizo su enfoque y nada, la botellita de brandy, al aire salió… y pueden imaginarse el regaño del difunto Padre Anzil.
Julián Varona con el equipo del programa televisivo TAM en Los Toros: Gaby Parra y Saúl del Valle Uzcátegui
Buena llave profesional hicimos y mantenemos El Tío Julián y mi persona. Aparte de TAM en Los Toros, moderamos otro programa denominado “Sobre Mesa”, donde lo informal e improvisado era la onda; todos los mediodías… y en vivo. Luego nos fuimos a Radiodifusora Andina, Exitos 1560 FM, El Sonido del Águila, a un programa de toros; y allí, nos hicimos pioneros al ser los primeros en sacar un programa de feria, fuera de los estudios de la radio; y vaya que recorrimos a restaurantes, fuentes de soda, hoteles, tascas, discotecas merideñas, junto a un gran equipo de compañeros de trabajo.
De 1560 FM nos mudamos a Radio Cumbre, donde por supuesto, continuamos con el programa de toros por años; junto a Freddy Ramírez Garapuyo, transmitimos corridas de toros en Mérida, Tovar, Chiguará, El Vigía del Estado Mérida; otras ciudades del interior venezolano, hasta que la emisora, por razones técnicas, queda fuera del aire.
Toda esta antesala, viene a colación, para resaltar el devenir de Julián Varona Castillo, español y venezolano, que en esta tierra de Dios, compartió su afición taurina con las lides de Gerente de RELACA, empresa distribuidora de cauchos, en la que en sus ratos libres nos daba clases taurinas a unos cuántos; entre ellos, a Víctor Eduardo Ramírez Molina “Vitico”, que entonces era todo un chavalillo; sin olvidar las cualidades que tiene Don Julián con el arte del dibujo y la pintura taurina; vaya que pinta y dibuja el Tío Julián… con una mano y sentimiento de gran artista.
Sus narraciones y comentarios taurinos, han sido de altura; marcando siempre la educación en el lenguaje, vocabulario a usar, como darlo a entender, sin ofender ni atropellar; respetando al toro, al torero, al aficionado oyente y televidente, a seguir los cánones taurinos; y cómo recuerdo las rabietas que se pegaba seguidas de sendos regaños, cuando uno se desviaba, se pegaba de la caña; regaños que hoy agradezco y otros, también le agradecen.
Hoy, a retiro del medio comunicacional taurino, aunque como jocosamente él lo dice:
- No me he retirado; a mí, me han retirado.
Julián Varona Castillo, es todo un gran taurino, Maestro de Maestros en la Fiesta Brava, que se ha ganado el cariño, estima, respeto, de quienes le han conocido toda la vida, una vida que ha dedicado al hogar, a la Tía Paquita, hijos y nietos, a impulsar, defender nuestra Fiesta Brava, a educarnos a todos en este intrínseco mundo del toro, en el que algunos se las dan de facultos y … vaya petardos que pegan.
Va esta apología por él y por la Tía Paquita, que le ha sabido lidiar en estos menesteres del toro. Honor a quien honor se merece, y Julián Varona Castillo, se lo merece todo. Vaya esto, a su enseñanza, a su guía espiritual, a su preocupación porque el acontecer taurino venezolano, sea narrado, comentado, escrito, divulgado por el camino lineal, se critique sin destruir; se reproche sin dañar; ser sinceros sin ofender.
La dignidad taurina de Julián Varona Castillo, es un ejemplo a seguir, con los ojos cerrados y olé Tío Julián.
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