En una de las actividades taurinas (1998) Paco (ctro) Cabrera acompañado de José Luis Jiménez (izq) y el apoderado y empresario Antonio Di Rienzo (der)
* HOMENAJE A UN GRAN TAURINO
Por. José Luis Jiménez
No es una frase rebuscada decir que Francisco “Paco” Cabrera ha sido, sin lugar, a dudas el mejor Alcalde que ha tenido la ciudad de Valencia. Su fama y categoría como tal rebasaron los límites locales y regionales, y sus méritos fueron reconocidos a nivel nacional e internacional.
Además de impulsar políticas locales para mejorar la calidad de vida del ciudadano, tales como programas de salud, vivienda, infraestructura vial y mantener el orden público, dio prioridad a las tendencias de crecimiento de las áreas más delicadas, basando su interés en un punto neurálgico y estratégico, como el sur de la ciudad.
Si bien el boulevard de La Isabelica y el paisajismo de la estación principal del Metro de Valencia eran parte de su buen desempeño; para los taurinos fue una bendición de Dios tener de aliado a Paco Cabrera, quien rescató la Plaza de Toros del abandono en que se encontraba.
Fue así como ordenó cerrar el recinto taurómaco durante un año, instalando su oficina en el coso carabobeño para supervisar personalmente y a diario los avances de este ambicioso trabajo, que fue reinaugurado el 30 de enero de 1998 con anexos importantes que quedarán de por vida; tales como la plaza Cruz Díez, el Toro Monumental de Wladimir Zabaleta y un Museo Taurino.
Ahora que le tocó partir de este mundo, no cabe definición más perfecta: su huella quedará inmersa en el sentir de los valencianos y de los taurinos por haber sido ser una persona siempre puntual, respetuosa, anteponiendo su cualidad de gerente antes que político.
Es triste que se vayan los grandes hombres, pero es ley de vida. Hasta luego Paco.
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