19/5/22

JE Colombo: Persona non grata en Las Ventas

Colombo ilustra la crónica de Carlos Ruiz Villasuso en mundotoro. Foto: mundotoro


*** Tomamos la crónica de mundotoro, escrita por D. Carlos Ruiz Villasuso, quien reconoce que desde hace tiempo un sector de Las Ventas, "La Tribu sapiente" la ha cogido con Colombo como si fuera persona non grata.

por: César Omaña
Director de venezuelataurina.com



De nuevo la discriminación por parte de un sector de la plaza Las Ventas, hace de las suyas para vociferar todo cuanto puede durante la faena de un torero que no les cae en gracia. 

De nuevo JE Colombo es objeto de discriminación por ese Tendido que presume de ser muy taurino o como lo llama el director de mundotoro: La Tribu sapiente.

Los toreros extranjeros en Las Ventas no solo enfrentan las dificultades de los toros que les toque en suerte, sino la desgracia de tener que soportar la gritería y ofensas ademàs de no tener tranquilidad en su faena saboteada por un sector de abonados a una localidad. 

Llegará el momento - si es que ya no ha pasado- cuando un torero discriminado por ellos, detenga su trasteo para encararlos abiertamente, exigiendo el respeto que merece un hombre que se está jugando la vida.  


**** Crónica de Carlos Ruiz Villasuso en mundotoro.com****  

(las negritas son nuestras)

Madrid es así. Distinta según días, y, en el mismo día, distinta cada pedazo de su geometría de asientos. Un pedazo de ella declaró hace tiempo persona non grata a Colombo y, hoy, toro de la corrida al tercero. Vencedor y vencido para esa tribu del ecosistema de Las Ventas que nunca hace prisioneros. Para el venezolano el pulgar abajo y para el toro, el pulgar arriba. Con permiso de la autoridad de la tribu sapiente, el toro de la tarde fue el segundo. Y un ratito del quinto por el pitón derecho para dos faenas de buen trazo y toreo de Javier Cortés. 

La corrida de Pedraza de Yeltes no tuvo más: aparente en varas, de escaso celo y bravura, siendo noble en un pacifismo neutro, color gris que niega el triunfo. Dos faenas de torero sabio de López Chaves y corrida/debate entre la flexibilidad de un toro en su embestida, el segundo, y la embestida recta del tercero. Si el toreo es una geometría de líneas no paralelas, el segundo toro es para dibujar ese trazo curvo. El tercero para otra cosa en la línea recta.

Sin ese peso de gigantismo, la corrida, con un toque suelto quizá de “lo de Garcigrande” en uno o dos toros (cuarto, sobre todo), saliendo en el segundo acto uno de caja y hueso sin llenar, estrecho de sienes, agalgado y algo lavado de cara. Si tener hechuras de armonía, sin embargo, tuvo la mejor condición. Javier Cortés, que venía a ocupar el lugar del lesionado Diego Carretero, comenzó a lucirlo en la distancia larga para aprovechar la inercia del galope con la mano derecha, acortando distancia en la segunda tanda.

Lo mejor llegó por el pitón izquierdo, donde el buen trato de echar los vuelos de la muleta, lograron una tanda donde llegó a reducirse la embestida en dos naturales de categoría: Cortés vaciando las embestidas atrás, nunca en paralelo ni expulsando y el toro metiendo la cara con categoría. Salió mas embarullada la siguiente, para lograr una más de excelente trazo. Toro flexible, claro, el que embiste colocando el pitón de dentro en la búsqueda de los vuelos de la muleta hasta donde ésta mande. Y mandaba atrás de la cadera, permitiendo la ligazón y el buen toreo. Bajó el toro, perdió empuje, y lo que iba camino de algo grande se quedó en algo notable con estocada defectuosa e insuficiente.

El tercer toro y el segundo son la antítesis para hacer el toreo. Diga lo que diga la tribu, el rey de Persia o el lateral derecho del Osasuna. Y el colmo, pitar a un hombre cuando se ajusta por bernadinas tras haberle metido el toro el pitón por debajo de la chaquetilla

Ese toro nada tuvo que ver con el tercero. Que tuvo todas las virtudes a gusto de esa tribu sapiente de Las Ventas. Que, la mayoría de las veces, son virtudes (que las tuvo el toro) que tratan de ocultar sus defectos sin lograrlo, claro. Ya en los quites, el toro se vino de tal forma que, en corto viaje, salía con la cara por arriba perdiendo el celo. Toro de inicio aparente y calamitoso final del muletazo: el peor final para esta plaza, porque la forma de salirse del engaño con la cara por allí y sin rematar por abajo una sola vez, situaban siempre a Colombo y al toro en la misma calle, sí, pero en aceras distintas. Y el culpable, claro, era el torero. La víctima del mal trato, el toro. (Un día habrá que hablar del animalismo que comienza a inundar al llamado “torismo”).

Pronto en la distancia larga al ser citado desde el centro del ruedo, el de Pedraza tuvo esa movilidad recta, sin humillar y sin colocar nunca el pitón de dentro, pasando más que embistiendo y siempre con ese final de toro sin celo. Las protestas entre cada muletazo fueron crecientes, las mismas que hubo en el tercio de banderillas de muchas facultades y ajustes distintos. Ese toro y el segundo son la antítesis para hacer el toreo. Diga lo que diga la tribu, el rey de Persia o el lateral derecho del Osasuna. Y el colmo, pitar a un hombre cuando se ajusta por bernadinas tras haberle metido el toro el pitón por debajo de la chaquetilla. Y no bubo mucho más porque la corrida, aparte de seria, fue la cura de humildad en versión discreción: poca bravura.

Medido en todo, centrado, calibrando cada latido del primero, López Chaves dio una lección de esas para las que no hay premio porque estar enorme y triunfar no es lo mismo. Perder y ganar pasos, traerlo en línea para no hacer daño a su escasa raza y bravura, pausas, temple, empujarlo, sobarlo. Una faena campera y silenciosamente hermosa. El cuarto fue aún más insípido en una nobleza cansina, de pesaroso y cierto viaje, imposible de ligar y sólo para tomarle el pulso de forma cabal y torera. El sexto, que prometía muchas ínfulas, echó el cierre bajando la persiana en cuanto Colombo, la persona non grata de hoy, le enseñó la muleta. Además, le arreó fuerte cuando iba a descabellar (se tiró por derecho en los dos toros) y luego salió moribundo y de naja a querencia de manso. Y hubo un toro, el cuarto, al que Cortés le dio celo del bueno por el pitón derecho en tandas de excelente armonía, pero nunca tuvo esas embestidas por el otro pitón, y, además, duró un suspiro antes de matarlo por arriba.

Si el toreo no es esas líneas paralelas de toro y torero, si es reunión, si es hacia atrás, si no es la línea recta, el toro que embiste recto, no propone el toreo. Y si perder el celo quedando descolocado y negando la ligazón, obligando a buscarlo de nuevo, más aún. Pero así es esta plaza que tiene sus días, y dentro de sus días sus momentos y sus barrios, y sus tribus. Y no sólo no hay que cambiarla, sino que hay que consentirla. Eso sí. No vendan curva por recta. Eso no, hombre.

Ficha del Festejo:
Hierro Pedraza de Yeltes - España
Plaza de toros de Las Ventas. Undécimo festejo de la Feria de San Isidro. Más de media entrada. Toros de Pedraza de Yeltes, serios pero de dispares tipos. Noble el primero aunque le faltó fondo; con movilidad y clase el buen segundo; exigente el tercero; noblón pero de poco empuje el cuarto, noble pero de poco motor el quinto; y difícil el sexto.

• LÓPEZ CHAVES, ovación con leves protestas y silencio;

• JAVIER CORTÉS, que sustituía a Diego Carretero, ovación tras aviso y silencio; 

• JESÚS ENRIQUE COLOMBO, silencio y silencio.

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