A propósito de la inquisición española, cuyo más cruel y sanguinario representante fue Tomás de Torquemada, es necesario resaltar que algunos aficionados (especialmente los del “famoso” tendido 7 de Las Ventas de Madrid) han heredado parte de las malvadas acciones de ese funesto personaje; aplicando su justicia sin importarles el contexto, algo claramente notable al “juzgar” la actuación de Jesús Enrique Colombo del pasado 18 de mayo.
El tachirense ha recibido una serie de críticas destempladas y fueras de lugar por la lidia que ejecutó a los toros de Pedraza de Yeltes, aunque fue una actuación que tuvo varios detalles a valorar y a considerar, algo que un buen aficionado debería de notar.
Con el primero de su lote, Colombo fue acusado de estar “descolodado” de no “ligar”, incluso se dijo “se le fue el toro”, pero hay que tomar en cuenta que las embestidas del burel eran en recto y a la salida del muletazo iba con la cara alta, es lógico que el torero quedara en una posición poco favorable, algo que es imperdonable para los inquisidores del 7 (con excepciones a ciertos matadores españoles que han tenido que hacer lidias similares, pero que sí son sido valorados), ejecutó unas bernadinas de infarto siendo casi cogido, estaba jugándosela claramente; la espada cayó un poco baja en la suerte suprema, eso bastó para ovacionar al toro en el arrastre, como vil castigo al torero y premiando a un astado que quedó lejos de ser digno de aplausos.
Los de Allá
Lamentablemente, los del 7 de Las Ventas con el paso de los años siempre se han creído el olimpo de sabiduría taurina, capaces de humillar a un torero que haya tenido una mala tarde, en no reconocer actuaciones que al menos daban para una salida al tercio o vuelta al ruedo, como también de consentir lidias que en condiciones normales debería de ser abucheada (siguiendo el patrón de los inquisidores), pero que provienen de los toreros “mimados” o “los de la casa” y vaya que de esos hubo varios en esta Feria de San Isidro 2022.
Lo sucedido con el diestro Joselito Adame el 17 de mayo fue nauseabundo, el torero venía de sufrir una voltereta espeluznante pero tuvo los arrojos de continuar y pasaportar al astado, pero no se le pudo reconocer al menos su coraje. Algo similar pasó con Luis Bolívar el pasado 24 de abril, pareciendo a veces mucho más “fácil” juzgar a los toreros que provienen de este continente.
Los de Aquí
Increíblemente, parece que algunos paisanos también heredaron esos genes de Torquemada, porque varios han sido los que despotricaron del tachirense; comentarios de “qué vergüenza”, “está para retiro”, “vaya petardo” y no se trata esto de que no tengan legítimo derecho a hacerlo, pero genera un contrasentido que tengan estas palabras para alguien que se está jugando la vida en representación de tu misma nación.
Curiosamente, algunos que de estos atrevidos que han juzgado a Colombo, son los mismos que vagaban por nuestras plazas como mangones y que adulaban a las grandes figuras que han venido a torear a Venezuela, aliviándose con novillotes descaradamente afeitados y cuando estas figuras han tenido sus malas tardes, nunca se les escuchó el “qué petardo”. Pero claro, es más fácil tirarle al nuestro.
No he tenido el gusto de conocer personalmente a Jesús Enrique Colombo, pero sí he seguido su carrera desde que era un niño torero y deseo lo mejor para él, que siga adelante con ilusiones intactas representándonos en las plazas de toros del mundo, como en su momento lo hicieron la dinastía Girón, Morenito de Maracay y Leonardo Benítez.
Jesús Enrique Colombo es nuestro torero y eso es algo que me llena de orgullo. Habrán más tardes y tu momento cumbre llegará, ¡Mucho ánimo torero!
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