Desde que tomara la alternativa en su tierra en el 2014, con un toro de Torrestrella, Fabio Castañeda no toreaba en la plaza Monumental de Pueblo Nuevo y lo volvió hacer en la tercera y última del abono de San Sebastián 2020, lidiando complicados astados del hierro yaracuyano propiedad de Don Euclides Sánchez.
Castañeda ataviado de azul rey y oro, sale al albero de San Cristóbal del domingo 02 de febrero a recibir a “Lince”, el cual desde su salida de toriles presagiaba que no sería fácil de lidiar, pues su condición de tardo y parado complicaba la brega, sin embargo, el diestro tachirense estuvo bien y en el sitio, pasaportando este indescifrable “Lince” con una certera estocada, recibiendo por la ejecución de la faena y la suerte suprema, la ovación del público.
En el segundo de su lote, dejo trazos de buen toreo, hilvanando con sus recursos, una faena de mérito y con mucha enjundia, pues “Monarca” como se llamó este astado de Laguna Blanca se dejó un poco más y permitió que Fabio Castañeda sacara el repertorio de su tauromaquia, agradando al público, recibiendo sus aplausos y la petición de las orejas, concedida una de ellas a toda ley por la autoridad de la plaza, luego de un certero espadazo que hizo rodar sin puntilla al complicado “Monarca”.
Un regreso esperado
Existía mucha expectativa por el regreso de Fabio Castañeda a la Feria de San Cristóbal, pero con su labor en la última tarde del ciclo ferial 2020, disipó todo tipo de duda, se vio más maduro, más pendiente del toro, con un andar lento, en resumidas cuentas más en torero, con despaciosidad y sin desesperarse. Supo hacer bien las cosas, muy a pesar de las complicaciones que le ofrecieron los toros de su lote.
La verdad del toreo de Castañeda quedó demostrada jugándose la vida en cada toro, toreando al hilo de las tablas, en los terrenos donde el toro no embiste sino que se defiende, con un toreo lento, limpio, templado, con mando y mucha quietud, cumpliendo a cabalidad con todos los tercios, es decir, bien con la capa, mostrando repertorio en su saludo con el percal, dejando claro sus condiciones en la colocación de las banderillas, llevando una mulata bien planchada y toreando con la panza de la pañosa y por encima de todo, respetuoso con el público y como lo merece una plaza de primera categoría como la de San Cristóbal.
Con el acero estuvo certero, en ambos toros ejecutó la suerte suprema con la seriedad y serenidad que amerita este último momento de la lidia, de haber rodado pronto “Lince” tal y como sucedió con “Monarca” con seguridad Castañeda hubiese abierto la Puerta Grande de San Sebastián, como lo hizo el día de su alternativa, pues sin duda, está en el sitio.
El torero venezolano más que justificar su nombre en el cartel, se jugó la vida ante los indescifrables toros de Laguna Blanca, sobre todo al momento del embroque en la ejecución de la suerte suprema en ambos toros, recibiendo del toro al que le cortó la oreja, un pitonazo que por centímetros no le rompe la vena safena.
A pesar de los obstáculos presentados o puestos al torero en el camino a la Feria internacional de San Sebastián, Fabio Castañeda deja constancia de que es un torero a ser tomado en cuenta, en esta y otras ferias de Venezuela, su seriedad y verdad taurina, hablaron por él, su labor da muestra de su desarrollo como profesional de la tauromaquia, que su periplo peruano ha contribuido de manera positiva en su madurez frente al toro, lo cual le permite con seguridad competir no sólo con las figuras nacionales sino también, con las venidas de otras tierras.
Fabio Castañeda ha madurado su tauromaquia
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