Jerónimo Pimentel, gran impulsor de la fiesta brava venezolana Foto:bibliotecahumanadecenicientos.com
por: Nilson Guerra
Los años setenta del siglo pasado vieron transcurrir la mejor etapa del florecimiento de la fiesta brava venezolana, al sumarse un centenar de festejos menores (novilladas), comenzando por el vetusto Nuevo Circo de Caracas y expandiéndose por Maracay, Valencia, Colón, Tovar, Mérida, El Vigía, Valle de La Pascua, Chivacoa, Coro, etc., con reses de casta. Se puede decir la transición del ganado criollo al auténtico bovino de lidia.
La base de esta nueva etapa fue el ganado del vecino país, cuidadosamente seleccionado, cancelado, tramitando su permisología por uno de esos toreros aficionados que han sabido entender la fiesta , con vista a su expansión, el hispano Jerónimo Pimentel, “SOCIO”. El maestro de Cenicientos supo organizar el inventario de las ganaderías de lidia y entender el campo bravo Colombia para entroncarlo con la naciente temporada venezolana y hacer que la tauromaquia fuese un espectáculo de multitudes en numerosos sitios de nuestra geografía, con una auténtica política taurina con generación de relevo en lo toreril, comunicacional y también en renglón de criadores.
Domingo a domingo se llenaba el coso caraqueño, mientras que en Maracay competían teniendo como soporte a los propios toreros locales. Basta un ejemplo, el novillero Feddy Girón llegó a sumar diecinueve (19) tardes en el coso del barrio Calicanto de la capital aragüeña. La presencia del “socio”, Matador Jerónimo, fue fundamental porque se asentó la fiesta brava con aceptación grande, se desarrolló el periodismo taurino en la capital y diferentes regiones del país, surgieron toreros ídolos (Simón Mijares, Boris Figueras, Celestino Correa, Rafael Ponzo, Jesús Salermi, Nelson Villegas, Williams Cárdenas y otros tantos, se consolidaron ferias ( Tovar tuvo dos años con tres novilladas de casta) y se produjeron ganancias para los empresarios .
Caracas y Maracay eran hervideros de toreros, especialmente novilleros, no solo nativos, sino también de México, Colombia y España. Todo esto tenía como subsuelo, de lo cual poco se ha hablado, el elemento táurico y el hombre de la autoría no fue otro que el hispano JERONIMO PIMENTEL GOMEZ. Más adelante, su obra se extendió hacia el fomento de la ganadería nacional , con la asesoría profesional de su amplia experiencia, con la intermediación para compra de vacas y sementales , y con ese cariño que siempre dispensó para todos que lo buscaron y lo encontraron como el más fiel servidor de la fiesta brava. Para Jerónimo, ahora con ochenta y siete años a cuestas, el abrazo de afecto y gratitud de la afición venezolana. Uniéndonos al homenaje de su pueblo que lo vio nacer, crecer y desarrollar esta gran labor en pro la Fiesta Brava.
FERIA DE CENICIENTOS HOMENAJE A JERONIMO PIMENTEL GOMEZ... EHORABUENA
Nilson Humberto Guerra Zambrano
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