Basta ya de “torear el problema por alto”, de paseillos desmonterados, que no son más que un brindis al sol.
* A qué esperan los profesionales taurinos para urgentemente invertir en la defensa de la fiesta de los toros, máxime cuando son los que obtienen beneficios a través de ella
* A escoger: o la vergüenza de ser la generación que permitió la desaparición de la fiesta de los toros, o levantarnos con indignación y contundencia a defenderla
por: tauromaquia.org - 10 de Agosto de 2015
Cabe preguntarnos: ¿En 50 años seremos recordados como la generación que dejó perder la Fiesta de los Toros?
Desde la Asociación Internacional de Tauromaquia deseamos que esto no sea así, y que en el futuro seamos recordados como aquellos que lucharon por la libertad y por la defensa de una de las manifestaciones culturales mas hermosas del planeta. Sin embargo, si no tenemos claro a quienes nos enfrentamos y cuales son sus objetivos, no habrá resultados positivos.
Lo primero que tenemos que tener presente es que estamos enfrentando un enemigo trasnacional con aliados en cada uno de nuestros países taurinos, que está haciendo uso de las nuevas tecnologías de la información, gastando cuantiosos recursos financieros que provienen de países desarrollados, con intereses tan difusos como perversos, para tratar de vaciar de contenido una parte de nuestra cultura iberoamericana.
Los aficionados ya tienen demostrado su aporte y solidaridad, con la asistencia a las plazas y con el trabajo en defensa de la Tauromaquia. Por tal razón, los estamentos profesionales del sector taurino deben considerar seriamente invertir en la defensa de la Fiesta de los Toros, máxime cuando son ellos los que obtienen sustento a través de ella.
El descuido de los estamentos al no actuar en este preciso momento, hará que lo que tengan que asumir económicamente en un futuro pueda ser aún más costoso por no poder desarrollar con libertad su actividad económica. Una cosa es defender la Fiesta celebrándose corridas y festejos con flujo de caja, y otra muy distinta será defenderla en una situación de prohibición.
Tampoco excluimos de esta responsabilidad a los poderes públicos, que le es atribuida tanto por la Constitución como por la ley.
Queda poco tiempo para escoger: El camino de la vergüenza, o el de levantarnos con indignación y sacar esto adelante.
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