Requiescat in pace es un epitafio latino que traducido al español significa "Descanse en paz". De aquí surge la abreviatura más empleada en el ámbito funerario: R. I. P. Procede del final del responso que la Iglesia Católica reza por los difuntos. Imagen: blog cabezademoog
por: Kike Rosales
La decisión del Tribunal Supremo de Justicia de prohibir la entrada a los menores de 18 años a las corridas de la Feria del Sol 2016 es una barbarie; se permite con una especie de “complicidad” de parte del mundo del toro; salvo honrosas minorías, la mayoría ha guardado un silencio que incluye: Empresarios, ganaderos, toreros y la prensa que es muy poca y solo han dado un paso al frente los portales por internet, algunos programas de radio y uno que otro de televisión; en comparación con los periódicos, radio emisoras, televisoras y portales que no son taurinos, es muy poca la defensa comunicacional que se puede hacer.
Los tentáculos de la política también han entrado, como es el caso de lo ocurrido en Tovar: Hace unos meses varios taurinos estuvimos en la Asamblea Nacional donde fuimos recibidos (amablemente) por la Comisión de Cultura encabezada por la Señora Victoria Mata; la exposición central corrió a cargo del Dr. Rafael Escalona, fue categórica y explicita, la idea, demostrar por qué los trabajadores del mundo taurino: Areneros, taquilleros, acomodadores, toreros y otros relacionados, deben ser tomados en cuenta para la seguridad social, enmarcado en la importancia de la cría del toro de lidia, los costos que ello lleva y la permanecía de una raza perfeccionada por el hombre; raza que sobrevive solo por las corridas de toros; eso con muchos otros puntos permitió una cortés invitación a la Feria de Tovar en septiembre; los asambleístas con agrado aceptaron y estarían allí dando un respaldo a las corridas.
Los diputados no llegaron a ir; el gobernador de Mérida -antitaurino declarado- se supone que tuvo que ver con la suspensión del evento; Escalona es el abogado de una demanda en contra de él, y pareciera que este hecho de carácter personal, influyera en la suspensión de las actividades.
Jurídicamente existe un ataque que solo ha sido respondido en sus momentos por la Plataforma Taurina, no hemos formado un escritorio jurídico que se encargue de ello, por una sola razón: Hace falta dinero para poderlo estructurar, y esa parte: la de poner dinero, no es una característica muy común en el mundo del toro.
Suponemos que deberían dar un paso al frente los empresarios y los ganaderos; pero el sentido gremial no existe; y además, hay otros aspectos a ser tomados en cuenta: para pagar toreros traídos del extranjero, se necesitan dólares, los mismos los maneja el Gobierno Nacional, conseguirlos en la actualidad por la crisis económica que vivimos es un “parto seco” que lleva un temor incluido: si se toma cualquier acción en contra de hechos como éste, se piensa que la misma puede influir en los actos de conseguir los dólares y como los mismos (los empresarios) no están unidos, es como muy difícil pensar que alguno tendrá el valor de dar un paso al frente, reunir a todos y tomar acciones que irían en contra del Gobierno; pero defenderían las corridas, que es su negocio, pero que se encuentra acéfalo de defensa.
El Defensor del Pueblo, órgano motor de esta barbaridad, considera que las corridas de toros son un acto violento que afecta a los niños; tengo más de 30 años narrando fútbol y he visto más violencia en las gradas de un estadio, que en el tendido de una plaza; pero el gremio (las asociaciones de toreros) no ha dado un paso al frente para combatir tamaña mentira; han guardado un silencio cómplice; al menos se debería mostrar la entereza que tiene un profesional que arriesga la vida, que escogió esto como profesión y que merece respeto.
Callados están, el temor de no parecer estar en contra del gobierno esconde una actitud nada gremial, incluso lastimera. El sector ganadero, también es muy poco lo que dice; nunca se ha caracterizado por tener como principio la lucha gremial, salvo algunas intenciones; solo se queda en eso: “meras” intenciones, aunque no podemos dejar de decir también que el temor a las “represalias” oficiales también le acompaña.
Podemos estar en presencia del comienzo del fin de las corridas en el país; negar que lo político se ha metido hasta los tuétanos, es querer tapar el sol con un dedo; en poco tiempo dejarán de lidiarse toros y las plazas quedarán para que ocurra como la del Nuevo Circo de Caracas, una reunión de la más clara expresión del Lumpen, que no hacen nada y consideran un triunfo que allí no se hagan corridas de toros; existen quienes luchan pero la misma es muy solitaria, entonces solo queda en una débil idea intentar hacerlo; a veces el temor silencia a los hombres que ven cómo un acto cultural se está acabando en su cara. Las corridas de toros en el país pudieran ya estar escribiendo su epitafio en latín: REQUIESCAT IN PACE.
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