El ganadero Orlando Echenagucia, al que si hubiera conciencia en Venezuela le habrían rendido muchos homenajes de reconocimiento por su intento de quitarle la sordina con la que bailan la Fiesta de los Toros. Foto: blog elvitoalostoros.
* será en la Monumental de Valencia en Noviembre 2011
por: EL VITO
Los nombres de Silveti y de La Cruz de Hierro, han estado ligados desde hace más de veinte años con la vida que como ganadero ha tenido Orlando Echenagucia. Cuando en los potreros de Caimito, allá en la inmensidad de la llanura del Apure, crecían rechazados sus toros, surgió el reclamo de David Silveti que retó la torería darle la cara a cuatreños y cinqueños íntegros en sus defensas. La marquesina de los titulares le dio lugar a los colores de la divisa verde y naranja, y creció el reconocimiento entre los profesionales.
Más tarde llegó Alejandro, hermano menor de David, pero el torero mayor de la ganadería. La impuso en San Cristóbal, donde Alejandro tuvo voz y mando de triunfador. Lo mismo hizo en Mérida, plaza en la que los Silveti siempre han hablado fuerte, luego de las faenas históricas de David con Los Aránguez y de Alejandro con Cuerolindo de Mondoñedo. Se impuso en Barquisimeto, para cuajar tarde memorable, igual en Maracay plaza que hizo suya y de La Cruz.
Caracas, bastión silvetista, como lo ha sido siempre Valencia, también le dieron visa de entrada a la ganadería de La Cruz de Hierro con el sello de la aduana de los Silveti.
No es diferente ahora, cuando se ha pretendido postrar a la ganadería por el sencillo motivo de darle dignidad a una profesión que en Venezuela padece muchos males, pero el peor de todos es de la falta de afición y vocación de sus protagonistas.
Es por ello que escuchamos, con no oculta alegría la noticia que nos diera Orlando Echenagucia:
"Firmé con la empresa de Valencia, y va una corrida de toros en un cartel en el que anunciarán a Diego Silveti".
Escueto, pero con tanta sonoridad que es para nosotros, en este rincón del retiro, música de fiesta, de fiesta de toros en Venezuela con la que ahora bailan con sordina.
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