18/7/11

en El Sombrero: Toro toro de “TARAPIO” y ocho orejas

El imbatible Manuel Medina “El Rubi”, fresco como una lechuga, a punto de cumplir 25 años de alternativa.

Fotos Jesús Narváez jr.
Especial por: Jesús Ramírez “El Tato

El Somnbrero.- Decide uno moverse de la tranquilidad de su casa para presenciar el espectáculo taurino y termina comprendiendo fácilmente, por qué el país está con elevado status de deterioro.

Las carreteras sin señalización, alcabalas sin funcionarios, capas asfálticas sin terminar y choferes devorando con su brutalidad e inconciencia los artículos de la apretada ley de Tránsito. A pesar de todo llegamos a la población guariqueña de El Sombrero sanos y optimistas, tratando de digerir la incultura de los empleados del hotel, sin la menor norma de educación para atender a los clientes, o el mejorcito restaurant abierto un domingo, regentado por chinos y con un mesonero vestido de vigilante uniformado, con escopeta, explicando el contenido del menú. Es para no creerlo.

Por lo menos en la corrida de toros retomamos nuestra función de aficionados taurinos. Cinco toros de “Tarapío” dignamente presentados, como no se ven en muchas ferias con los rutilantes nombres de las figuras, nos hicieron recordar aquellos tiempos del inolvidable Marcos Branger y doña Mary, cuando impusieron la decencia y la bravura del toro en nuestras plazas. Además, cinco matadores con ganas y raza para entusiasmar a los aficionados que plenaron casi tres cuartos de aforo del portátil coso “El Torero”

Los de “Tarapío” tuvieron estampa, años y cara; a algunos les faltó nobleza y recorrido, porque nada es completo; aguantaron buenos puyazos de Guimerá y René Quintana; pero no hubo malas ideas. Les permitieron a los toreros estar dignos y empeñosos y por ello se cortaron ocho orejas justamente concedidas.

Manuel Medina “El Rubi” se esforzó con su oponente en verónicas y dos buenos pares de banderillas. Por bajo en sometimiento los muletazos iniciales para seguir con derechazos que obligaron la música. Despachó de pinchazo y estocada y recibió las dos orejas.

José Antonio Valencia atraviesa un buen momento profesional. Se enfrentó al más toro del encierro, con edad y peso; y estuvo decoroso en meritorios pases con la diestra de buen gusto. No estuvo acertado con el acero y fue aplaudido.

Juan José Girón con un toro incómodo, de cara alta, anduvo con la facilidad de los elegidos en pases sueltos, molinetes ceñidos y luego derechazos de acople que obligaron la música. Mató de estocada fulminante en todo lo alto y recibió las dos orejas.

José Cariel toreó a gusto a la verónica y luego con la muleta tuvo tranquilidad y reposo en derechazos de buen gusto y aplomo. Faena de buen planteamiento con el sello del temple y la distancia bajo acordes musicales. Al final, los molinetes y el revolcón, debido al mal estado del ruedo: con muchas piedras. Un pinchazo previo a la estocada le valió el doble trofeo auricular, dando la vuelta al ruedo con los rigores de la voltereta.

Eduardo Valenzuela, quien cerró el festejo, toreó con gusto y sentimiento. Buenos los muletazos por bajo con que inició faena para recrearse por naturales de fina ejecución, por encima de las condiciones del tarapieño. Como colofón los molinetes y la estocada efectiva para recibir las dos orejas.

Ya con la noche encima, alegría y satisfacción de los aficionados al abandonar la plaza, con vítores a los toreros y aplausos emocionados para el torero empresario “El Rubi” que recibe el calor popular como torero local y consentido de los habitantes de El Sombrero.

Al regreso, el obligado sandwich de pernil en la Encrucijada para el comentario final y entender, que si no fuera por la afición a los toros, no hubiésemos sentido la Venezuela que vivimos en un mundo convulsionado por los afanes de cambio y la crisis global; pero bueno, con unos hombres que vestidos de luces, encienden la luz de la esperanza para darle vigencia al espectáculo taurino que no escapa de otra dura realidad.

Gritos de triunfo adicionales por la actuación de la vinotinto. Gargantas ahogadas por el entusiasmo y la euforia. Números de triunfo., Venezuela 2 Chile 1; y ocho orejas en El Sombrero a toros auténticos. La otra Venezuela que sueña y vive los triunfos.

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