Alejandro Chacón, el más antiguo de la terna, tuvo una decepcionante actuación. Foto: Juan Medrano* Novillero cajamarquino dio el toque de atención en su primera comparecencia en la bicentenaria
Texto y fotos: Juan Medrano Ch.
Ficha de la Novillada
Domingo 19 de septiembre de 2010
Plaza de Toros Acho. Novillada Extraordinaria del Pueblo de Sancos. Tarde soleada. Plaza rayando en lleno. Seis novillos de Salagual y Huacraruco, disímiles de presentación, justitos de raza y carentes de clase en la embestida.
Alejandro Chacón - Venezuela (Grosella y Oro): Silencio y Saludos (Vuelta al ruedo no concedida, que el torero dio sin autorización del juez)
Emilio Huertas - España (Primera Comunión y Oro): Pitos y Oreja
Emilio Barrantes - Perú (Azul Eléctrico y Oro): Vuelta al Ruedo y Oreja.
Una grata sorpresa,- para los que hasta ayer no lo conocían-, fue la presentación del novillero cajamarquino Emilio Barrantes, quien en su debut en la bicentenaria plaza de Acho, dio el toque de atención con su toreo fino y de quilates, tras dos faenas en que si bien no cuajó, se dejó ver como un prospecto de mucha proyección, mostrando sus credenciales en un par de verónicas de antología a su primero, y los sentidos derechazos que prodigó al 6º, a nuestro juicio, lo más artístico de la tarde.
Alejandro Chacón, el más antiguo de la terna, tuvo una decepcionante actuación. Antes del paseíllo tuvimos la certeza que tras seis temporadas de andar rodando por plazas europeas y americanas, había obtenido el sitio que buscaba. Nos equivocamos; y tras verlo a la deriva, sin temple ni mando, -primero ante uno de Salagual, rajado pero que valía en tablas, y luego ante un noblote de Huacraruco, de triunfo-,nos fuimos con la certeza que los listos equivocaron a los sanqueños metiéndolo en la corrida; a más de su indecorosa actitud de dar la vuelta al ruedo sin autorización del juez, tras insípida faena coronada con dos pinchazos y media estocada defectuosa al 4º. Pues parece que hay gente que todavía cree que en el Perú andamos con taparrabo…
El español Emilio Huertas sí que dio la talla. Derrochó clase y planta en aquel superior recibo a la verónica abrochada con una chicuelina de cartel, al 5º de la tarde, un Huacraruco que transmitía mucho pero que pegaba tornillazos al rematar en la muleta. Aunque sin pausas ni suspiros estéticos, el de Ciudad Real hizo estallar Acho con su toreo efectista, muy en Chamaco. Tras pinchar y recetar una entera en lo alto, cobró una merecida oreja.
Gran mérito el de los paisanos del distrito de Sancos, hermoso paraje de la provincia de Lucanas, Ayacucho, que prácticamente llenaron Acho fuera de feria. Un ejemplo a seguir por otros pueblos con tradición taurina, para apoyar a los nuevos valores nacionales.
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