En la gráfica, del álbum del Tato Ramírez, se ve el pasado y el futuro inmediato en herencia pura con abuelo y nieto: Hugo José Valero Molina, el niño taurino que antes de irse a la cama se llevaba su vasito de avena ante la presencia de su querido abuelo y sus amigos de dominó: Pablito Duque y Manolo Ordóñez. Así son las cosas.
*** Hace dos años, tal día como hoy 02-01, partió hacia el Reino de Dios el personaje más curtido entre el campo, la oficina, la empresa taurina y su inquietud por masificar la mejor de las fiestas: la de los toros de lidia.
Aquejado por una penosa enfermedad, se marchó hace dos años el eterno aficionado, y más que un aficionado fue Don Hugo Hugo Domingo Molina Colmenares, un embajador taurino oriundo de la llamada Perla del Torbes, Táriba. Taribero nato que se firmó con la licenciatura en Administración de Empresas y con un enorme corazón apasionado por los toros, pero no cualquier encierro de toros.
En la vecina San Cristóbal, y a escasos 15 minutos de su terruño taribero, se desempeñó como el Contador administrativo de la Lotería del Táchira y que también lo hizo en la capital caraqueña con la Lotería de Caracas para que un día en su vida le diera por irse hasta la capital madrileña y adentrarse en esas tabernas y tascas alrededor de la calle Alcalá que bordea la Monumental plaza de toros Las Ventas de Madrid. Sin conocer a nadie, solo, Hugo Domingo fue a tocar puertas a esos empresarios y apoderados, toreros y múltiples aficionados de esos que pululaban de tasca en tasca y taberna en taberna amén de restaurantes con olor a toros. Hay que evaluar este tipo de aventura por allá en los inicios de la década de los años 60.
Lo demás lo viene dictando la historia de quien se encargó de sembrar hasta los tuétanos la afición por ir a los toros. Regresar a su Venezuela del alma y a su Táchira de corazón, para armar ese rompecabezas que se llama PLAZA DE TOROS, hoy día la Monumental de Pueblo Nuevo la cual ha sido bautizada con su nombre tan pronto partió de este mundo terrenal.
Fue Don Hugo Domingo Molina Colmenares empresario de Mérida y su Carnaval Taurino de América, lo mismo en Maracaibo y pare usted de contar tanta inquietud por ir sembrando de generación en generación el surgir de la fiesta brava como un emblema de marketing para crear fuentes de trabajo directas e indirectas. Cómo hacer tal hazaña de irse al fondo del aposento, a ese epicentro taurino con acento ibérico, léxico madrileño para convencer a aquel "mechudo" de apenas 18 años de edad, para esa época: Manuel Benítez "El Cordobés" hoy día vive con ese peso de entero Califa de la Córdoba sagrada de Manolete, El Gallo o Lagartijo u otro de esos inmortales de la tauromaquia.
Yo, al menos, nunca le supe cómo hizo Hugo Domingo para desdeñar desde los baúles españoles traer a su eterna feria en honor al Santo Patrono de San Sebastián a tanta figura de la época más dorada de finales del siglo XX: Sebastián "Palomo" Linares, su majestad Santiago Martín "El Viti " , Manuel Cano "El Pireo" , Antoñete, Manuel Báez "Litri " , Antonio Bienvenida y pare usted la pauta en agenda de feria en feria por cada fin del primer mes del año.
Y fíjense, tan perfecto el tiempo de Dios que Hugo Domingo Molina Colmenares se marchó justo cuando arranca enero, su mes sagrado como para no pasar desapercibido de ningún aficionado por estos tiempos del nuevo milenio.
Y no podemos pasar por alto al Nino sabio de Camas (Sevilla) Don Paco Camino hoy día lucidamente con grata vida y a otro consagrado figurón cómo lo fue Diego Puerta para recordar aquella célebre frase que reza así: No hay camino sin puerta, ni puerta sin camino.
Hugo Domingo bendice a tu amada desde donde estés porque sigues siendo el eterno patriarca de la FISS y demás ferias donde se oigan clarines y timbales. Se te agradece por los siglos de los siglos... amén.
La fiesta está más viva que nunca.
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