El pabellón taurino, bien izado está, en la región occidental venezolana
La Región Los Andes de Venezuela, reafirma, una vez más, que los cimientos taurinos venezolanos, pese a la crisis y pandemia vigente, se mantiene con sobrada afición y pasión fortalecidos, firmes, en el impulso y permanencia de nuestra Fiesta Brava y que más prueba de ello, el renacer de ferias tradicionales patronales taurinas, en localidades como Las Mesas, La Grita, Seboruco, Táriba, Rubio en el Estado Táchira; El Vigía, Zea, en el Estado Mérida, a la que se suma, la ya consolidada Feria de Tovar.
Son ciudades andinas venezolanas, sin menospreciar a las del resto del país, de respeto, admiración, idiosincrasia inigualable, pueblos amables, luchadores, de constancia y firmeza, con natos profesionales del toro, surgidos de sus peculiares viviendas, que han dado y dan, renombre y enaltecen a la Fiesta de Los Toros, por lo que no dudo, en ratificar, que Los Andes Venezolanos son taurinos por excelencia.
El pabellón taurino, bien izado está, en la región occidental venezolana, allí no se echan a morir, así como así, luchan como en los buenos tiempos y en crisis pandémica, por mantenerlo por siempre enarbolado, marcando pauta en la historia de la Fiesta Brava Venezolana, en localidades que reimpulsan ferias y fiestas patronales, con ese sabor pueblerino, costumbrista, tradicional, folklórico, religioso, taurino.
Pues nada, con difícil coyuntura socio económica política pandémica, hoy por hoy, la región Los Andes es taurina en Venezuela, es todo un punto de honor entre los aficionados taurinos el apoyar y no desmayar en este reimpulso, gracias al esfuerzo y voluntad de empresarios que se la juegan, el todo por el todo, en estos crudos tiempos, organizando festivales, novilladas, corridas de toros, fomentando afición, sin que se olvide el apoyo que se le debe dar a las Escuelas Taurinas existentes en el país, lo que conlleva al fortaleciendo la Fiesta Brava, cuya llama flamea, siempre encendida está, nada ni nadie, mal viento podrá apagarla, de la mano de Dios y olé.
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