Con Hugo Domingo Molina y JE Colombo sus máximos hijos
*** Don generaciones entre el siglo XX y el nuevo milenio saltan a la palestra de la tauromaquia en los momentos más críticos que vive la fiesta más pura entre el hombre y el toro.
*** Sin olvidarnos que con Manolito Vanegas se abre un compás de grandes esperanzas para devolverle al Táchira su don de primera entidad taurina nacional.
*** Tanto Táriba como Tovar son las dos pequeñas urbes que han identificado a la región andina como pilares fundamentales a lo largo de siglo y medio de tardes soleras.
por: Eduardo Ravell - Diario Pico Bolívar – Mérida Venezuela
Grandes historiadores tachirenses como Don Eutiquio Hevia Porras y los veteranos juristas ex presidentes de la Comisión Taurina de San Cristóbal: Alí Méndez Vásquez y Víctor Julio Cárdenas, son fieles testimonios de lo que fue la plaza de toros en la pequeña meseta de Las Margaritas de Táriba. El más reciente de los exponentes taurinos es Kike Rosales, orador de orden cuando se encienden los pregones feriales.
Dice el viejo refrán: “Lo que es del cura, va para la iglesia”; y es que valió la pena esperar a 17 años del nuevo milenio desde que en la década de los años 60 se abriera de capa la capital tachirense llamada en su momento como La Villa fundada por el Capitán español Don Juan Maldonado. Esto lo decimos cuando hace pocos día en pleno mes de agosto, el mes de la Patrona del Tàchira: Virgen de La Consolación, se rompía el eco taurino en la alcaldía sancirstobalense con Patricia de Ceballos y sus más cercanos colaboradores para darle el visto bueno al hijo mayor de la Perla del Torbes: Hugo Domingo Molina Colmenares para que impulse de nuevo las tardes soleras desde la Monumental de Pueblo Nuevo recién añejada en sus bodas de oro.
Pero en la vecina Táriba, cuna de lo que fue en su momento EL PORTON TAURINO DE AMERICA que a la par con La Sultana del Mocotíes de Mérida es Tovar la hermana taurina de Táriba, porque entre ambas urbes taurinas se ha cosechado más de siglo y medio aunque Táriba se habría quedado rezagada con sus ferias taurinas a pesar de contar con un Coliseo que precisamente lleva el nombre del patriarca de las ferias taurinas en Venezuela, hacedor de dehesas de lidia con Rancho Grande, El Prado y La Consolación.
No obstante nunca es tarde cuando la dicha llega; y de qué manera, cuando en estos precisos momentos ha reencarnado como el ave fénix el último vástago taurino con el joven diestro JESUS ENRIQUE COLOMBO, todo un paladín en traje de luces a pocos días de doctorarse en Zaragoza ante la Virgen del Pilar con el Maestro Enrique Ponce de padrino y la máxima figura francesa de todos los tiempos Sebastián Castella de testigo; alternativa fuera de lote, gala y lujo en la España donde también la tauromaquia pasa sus tragos amargos.
Qué más pedirle al licenciado lotero y taurino Hugo Domingo Molina que ahora gozará de todo el espaldarazo de las fuerzas vivas del Táchira, Venezuela y del resto del mundo del toro cuando en honor a la verdad cuenta con todo un talismán de frente.
Táriba volverá entonces a retomar el timón de portón taurino de América y en conjunto con la FISS es más que suficiente para abarcar grandes cosechas en la tauromaquia, pues resulta que desde Seboruco se asoma la otra promesa con Manolito Vanegas. Crece pues la esperanza con las escuelas taurinas de Táchira y Mérida para realzar la fiesta brava en pleno resurgir de un nuevo milenio con sangre joven y con la leyenda del ganadero de lidia Hugo Domingo Molina Colmenares. La fiesta de los toros está más viva que nunca porque son tiempos perfectos entre dos generaciones. Faltaría por saber algo de las anécdotas que se cuentan con Jesús Colombo Ruiz, el padre del muchacho de la película, pues dicen que Colombo padre empezó a dar sus primeros muletazos en pleno matadero de reses de Táriba, muy cerca de su casa materna; es por eso que lo que es del cura va pa” la iglesia.
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