El primer torero chino fue Vicente Hong, pintoresco personaje nacido en Cantón en 1893 Foto: blog Festivales de España
por: Eduardo Soto
Es ahora común observar en las plazas de España, sobre todo en Madrid, un creciente número de turistas asiáticos en corridas de toros, lo cual seguramente habrá puesto a pensar a quienes se ocupan del negocio taurino, en montar espectáculos en el continente, particularmente en la República Popular China, como ya de hecho ha ocurrido.
La primera corrida en Asia de que se tenga noticias, tuvo lugar en Manila en 1619, en honor de la Purísima Concepción, pero después los festejos se hicieron esporádicos y no es sino hasta la segunda mitad del siglo XIX, que se construyó un coso de madera, sin burladeros, donde se lidiaban toros, producto al parecer del cruce entre reses aztecas y chinas.
Hay que recordar que Filipinas era la colonia española más lejana, que los interesados trataban de conseguir toros en mercados cercanos, pues en las islas la mayoría del ganado era carabao (búfalo de agua) y que un vínculo comercial importante entre Asia y Europa era el Galeón de Manila, que iba hasta México, lo que explicaría el extraño cruzamiento.
En la Plaza de Manila se dieron festejos en donde actuaban diestros españoles; pero la Fiesta Brava nunca realmente arraigó en Filipinas, menos aún tras la salida de los españoles en 1898.
Por lo que a China respecta, su primer torero fue Vicente Hong, pintoresco personaje nacido en Cantón en 1893. La familia se trasladó a California en 1907, pero poco después emigró a México, donde estableció un hotel y empezó la andadura taurina del muchacho.
En el hotel se alojaban muchos toreros españoles que venían a actuar en el país y esta circunstancia propició que Vicente se inscribiera en la Escuela de José Romero, Frascuelillo. En 1910 actúa en novilladas en la plaza capitalina de La Condesa y en 1912 triunfa en Guadalajara.
Posteriormente, se dice que reclutó un ejército de chinos que vivían en México, para oponerse a Pancho Villa, de su actividad militar sacó un balazo en una pierna y el rango de capitán.
En 1922, tras muchas andanzas, vuelve a los ruedos y en 1926, al parecer, actúa en Caracas. Cuando viaja a España en 1930, lo anuncian procedente de Venezuela, en donde dizque dirigía un periódico chino y además se presentó como Delegado de Inmigración de su país. Viajaba acompañado de su apoderado, el antes mencionado Frascuelillo, pero pese a tener su documentación en regla, lo retienen por ser chino, sin embargo, logra llegar a Barcelona a fines de mayo.
A renglón seguido, se presenta en Gerona y en Palma de Mallorca, donde sufre un percance al entrar a matar que le rompe tres costillas, con peligro de pulmonía traumática, que lo saca de los ruedos por mes y medio.
Luego actúa en la Plaza de Carabanchel y se agota el papel, ante la expectativa de ver un torero chino en Madrid. Torea en Burgos, pero la novillada terminó en un descomunal motín por lo impresentable del encierro y en la Feria de Zamora, alterna con Pedro Padilla, Negro de Caracas (sobre quien no ha sido posible obtener información) y después se va a Cuenca, donde finaliza su temporada española.
En 1931 se anuncia en Jerez de la Frontera con reses de Juan Belmonte, en tarde que resultó en gigantesco petardo para el torero, quién desde entonces desapareció del mundillo taurino. Vicente Hong reunía dos cosas muy poco frecuentes en tauromaquia: ser chino y zurdo.
Otro torero chino que vale la pena mencionar, es Bong Wai Wong, también cantonés que vivió desde los cinco años en California, pero al ver una película sobre el tema taurino, se entusiasmó de tal manera que abandonó su profesión de ingeniero y se fue a México en pos de sus sueños de torero. Después se trasladó a España, estuvo en Casa de Campo, luego entre Cádiz y San Fernando, aprendiendo su nuevo oficio.
En 1966, Wong de 27 años, debutó en San Sebastián de los Reyes, la novillada de su primer triunfo al cortar par de apéndices, pero también su primer serio percance. Tres años más tarde decidió probar suerte en México y en diciembre de 1969 corta una oreja en novillada de Tenancingo, que resultó ser también su último triunfo, pues a los dos días desgraciadamente pereció en un accidente de tránsito.
En cuanto a toreros japoneses, hace unos veinte años, Taira Nono llegó a España para tratar de abrirse paso como torero. Sufrió en carne propia las dificultades de iniciarse en la profesión, pero al fin consiguió debutar en Huelva en 2002 y corta una oreja; obtiene tres fechas al año siguiente y logra una docena en 2006; pero los años no le han traído suerte a este torero, tokiota de origen y onubense por adopción.
Otro torero japonés que quisiera mencionar, es Atsushiro Shimoyama, quien al ver Sangre y Arena, empezó a buscar en las librerías de Tokio tomos de Cossío. Inició su aprendizaje a comienzos de la década de los noventa, en la Escuela Taurina de Alcalá de Guadaira, en donde se presentó por primera vez en público en 1995, año que marcó su debut y despedida, pues en agosto, en la pequeña localidad abulense de Pedro Bernardo, El Niño del Sol Naciente, como se le conocía en los carteles, sufrió un percance que le inmovilizó la parte izquierda del cuerpo.
En Seúl, en 1999, se celebró la primera Feria Taurina del continente asiático. Tuvo lugar en una plaza de estructura metálica para 8.000 personas. La programación fue nada menos que de once festejos, algún día mañana y tarde, para los diestros Jorge Mora, Adrián Flores, Antonio de Portugal y Marbella Romero; y se jugaron toros de Joao Mendoza, Manuel do Carmo, Rocha, Acosta y Garfias.
Interesante ¿No les ha parecido?
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