por: Víctor Ramírez “Vitico”
La feria de San Sebastián en San Cristóbal es uno de los ciclos taurinos con mayor tradición y trascendencia del mundo taurino. En esta edición 2017 salió tocada con los muchos problemas que enfrentó , pero no todo fue negativo.
La novillada que se celebró el pasado jueves 26 de enero, demuestra que sí es posible el triunfo de la fe. Fe en la fiesta, en la afición y en nuestros novilleros. Un grupo de aficionados, ganaderos y profesionales se dieron la tarea de organizar la novillada, festejo que bajo ningún concepto debía dejar de celebrarse.
Un artículo de opinión de Kike Rosales encendió la llama, el ganadero Hugo Alberto Molina dio el paso, junto al trabajo del infatigable Manolo Ordóñez. Así comenzó la “máquina” a engrasarse, con el apoyo de los medios de comunicación, las páginas de toros y los aficionados. Y qué bueno que se dio la novillada.
Con entrada gratuita unos 4.000 aficionados se dieron cita en la Monumental. Allí vimos a un crecido José Antonio Salas bordar el toreo al natural con el bravo “Carpintero” de Rancho Grande al que indultó; y cómo sus compañeros dieron la cara, unos con mayor suerte que otros, pero siempre por derecho; y apunten este nombre: Jonathan Ortega, que tiene futuro. Así fue como se fue gestando un éxito artístico y moral, el triunfo de la fe.
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