por: Kike Rosales
Hay una historia que cuenta que el grandioso César Girón en una oportunidad lidiaba en Córdoba (España), y por esas cosas de la vida su traje de luces no llegó a tiempo para salir vestido como matador al ruedo; entonces le tocó recurrir a uno de plata, de peón de brega. Al estar en la patio de caballos asomó la cabeza un aficionado Cordobés que le increpaba al Maracayero lo siguiente: “¿Usted en el coso de los califas y con traje de subalterno?”, la respuesta fue tajante: “Sí… pero lo carga una figura del toreo”; ¡eso si no lo dudaba nadie!
Antonio Suárez cortó una oreja en Córdoba. Supo que el éxito y el fracaso son un par de impostores cuando aparecen. Un primer novillo malo, hiperbólicamente; y el segundo, al cual le pudo corregir los defectos con la lidia, en ése, después de recetar un espadazo entero, cortó una oreja con petición por parte del público de la segunda. La respuesta al hablar con él fue categórica: “estoy contento pero no satisfecho”. Es que en las tierras de los Califas se va a salir por la Puerta Grande y esa era la intención de Suárez, quien en esta primera actuación en Córdoba corta una oreja y la pasea con la bandera nacional, ¡la de Venezuela! Allá, por la tierra de los califas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario