Por Freddy Ramírez “Garapuyo”
Cuando el reloj marcaba las 11 en punto de la mañana de este jueves 26 de junio, pasando por la avenida Tulio Febres Cordero de la ciudad estudiantil de Mérida, Venezuela; viendo mucha gente ligada al mundo de la ecología, entre ellos gran cantidad de animalistas, me bajé de la unidad de transporte, tomé varias fotos, en ellas lucen muy eufóricos y orgullosos nada menos que aquellos que en tiempos de Fiesta Brava realizan protestas porque no se mate al bravo toro; todos ellos con pancartas, escritos alusivos…un poco mas allá en varios arboles yacían una cantidad considerable de jóvenes –hembras y varones- atados a los árboles con cadenas, manos atrás amarradas con mecates, otros con vendas en los ojos, todos al unísono a grito - mejor a gañote tendido- cantaban el himno al árbol; aquello era conmovedor, o mejor emocionante, cómo esos jóvenes defendían con sus vidas aquellos arboles.
Los maquinistas que operaban los grandes dinosaurios metálicos, viendo aquella escena, se apearon de sus máquinas, las mismas que minutos antes desgarraban y tumbaban los arboles que adornan una de las calzadas de la Av. Tulio Febres; en ese instante hace su arribo la gente de la Defensoría del Pueblo, Juntas Comunales de los sectores Glorias Patrias, Gonzalo Picón y Santa Elena, un poco mas tarde llegaba la Guardia Nacional Bolivariana, Policía Municipal y Estadal, todos con sus atuendos amedrantadores… no obstante la gente de la protesta seguía con su lucha pacífica, también llegaba el arzobispo metropolitano.
Cuando el reloj marcó la una y media de la tarde, llegaba caminando y sin guardaespaldas el ciudadano Gobernador del Estado, dos minutos mas tarde llegaba el Alcalde de la Ciudad, palmas, pitos, abucheos.
Cuando todo parecía que se tornaría violento, hizo su entrada, la gente de los Derechos Arbóreos y de las zonas verdes del Estado, entre ellos varios profesores de la Facultad de Ingeniería Forestal y Geografía; también se hicieron presentes los vecinos de la Facultad de Medicina e Ingeniería; ya para esa hora los caga tientas de los distintos medios de la ciudad hacían de las suyas, los micrófonos avasallaban al Gobernador, cámaras, muchas cámaras; el pueblo llegaba, y como si fuera poco una gran cantidad de motoristas llegaban con sus vestiduras coloradas.
Cuando el ambiente se tornaba color de hormiga, alguien desconocido para todos, tomó la parte alta de un árbol, encima de una robusta rama se lanzó un discurso, aquello hizo cambiar el ambiente, un silencio raro envolvía aquel enrarecido paraje, el dialogo llegó, aquella persona cargado de años, con un poder de convencimiento les hizo pasar al frente donde funciona una entidad educacional, entraron a un salón, se nombraron comisiones, al final de la tarde ya cuando el Sol se ponía, alguien salía para fijar un papel en la pared del recinto educacional, repartió a los presentes copias del mismo, donde acordaban seguir derribando, destruyendo, tumbando los arboles para darle paso al progreso...?
Se acordaba, qué por cada árbol derrumbado y por cada metro de zona verde destruida, la empresa “destructora” sembraría 5 millones de árboles en el Estado, también se acordaban 1000 becas-trabajo a estudiantes de la Escuela de Ingeniería Forestal, se suministraría instrumentos, abono orgánico en varias toneladas al jardín botánico de la ciudad; por otra parte, se convino que los árboles mas jóvenes se trasladarían a otra parte para ser sembrados… en fin aquellos ecologistas y anti taurinos ganaban por primera vez una batalla a los destructores del ambiente... Qué bonito es soñar, es lo único libre que el ser humano tiene…
Nota: Este vienes 27 de junio Día del Periodista, los distintos medios de la ciudad de Los Caballeros seguramente publicaran la noticia desplegada del arboricidio que se está cometiendo en la Avenida Tulio Febres Cordero de la Ciudad de Mérida en Venezuela.
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