Muchísimos aficionados seguimos allende los mares la feria de San Isidro y en especial esta corrida: La encerrona de Talavante. Foto: Javier Arroyo - aplausos.es
Por: Víctor Ramírez “Vitico”
La encerrona de Alejandro Talavante se presumía histórica pues era el sexto matador en encerrarse en solitario con seis toros de la afamada divisa de Victorino Martín. Los cinco diestros que precedieron a Talavante en su gesta lograron salir a hombros: Andrés Vázquez, Ruiz Miguel, Niño de la Capea, Roberto Domínguez y Manuel Caballero, que fungió como comentarista de Digital Plus en esta tarde, hicieron doble hazaña, estoquear los seis toros y salir a hombros. Pero a la sexta la moneda cayó de cruz.
La televisión permite el milagro que veamos en directo las grandes ferias de la temporada europea. La de Alejandro Talavante era, si cabe, la gran cita del año taurino, pero no salió como se esperaba. De la gran ovación de saludo al torero a los pitos de desencanto del final transcurrieron dos horas exactas de tedio, de esperanzas rotas, de ilusiones llevadas al destazadero por seis toros desiguales de presentación, de muy pobre juego (salvo el tercero) y con un público que se desinfló poco a poco.
Tras lidiar a los dos primeros, con poco éxito se abrió la esperanza al torear bien al tercero, en varios naturales largos y de buen trazo donde Talavante se desbordó, se metió de lleno en la corrida y logró romper el hielo. El público recibió esos naturales como agua de mayo y aquí pudo caer la oreja que tenía la llave de cambiar el sino de la tarde (el trofeo hubiese dado moral al torero y devuelto la ilusión a los espectadores).
Una estocada entera pero atravesada no dio en tierra con el Victorino y el fallo con el descabello disipó el balde de oxigeno. A partir de ahí Talavante, crispado, se limitó a despachar los toros. Una pena, pues muchísimos aficionados seguimos allende los mares la feria de San Isidro y en especial esta corrida. El grana y azabache del torero extremeño se marchó al hotel intacto, salvo manchas de sangre y arena, pero con todos sus alamares completos, los que no arrancaron los aficionados en la que se esperaba apoteósica salida a hombros.
Eso sí, lo que no sabíamos todos era que la decepción estaba en el guión…
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