por: Enrique Barrios Barrios
FERIA DE ABRIL.-
Las fiestas sevillanas con carácter de Feria, se deben a la iniciativa adoptada por los vecinos Narciso Bonaplata y José María de Ibarra, quienes el 25 de Agosto de 1.846, introdujeron una propuesta que fue aceptada, ante el Cabildo Municipal de la ciudad, solicitando autorización para celebrar anualmente, unas fiestas populares con motivo de una exposición de ganado, y que desde entonces pasaron a llamarse como Feria de Abril, pues las primeras se efectuaron al año siguiente un 19, 20 y 21 del referido mes.
En el primer año, la Feria contó con diversos puestos donde se mostraba el ganado vacuno, caprino y caballar y hasta pudo verse, una corrida de toros con la participación de los toreros de aquella época: Manuel Laví, Juan Lucas Blanco y Manuel Trigo. Fue tanta la fama que cobraron estas fiestas, que hoy en día la Feria de Abril impacta la actividad de toda la ciudad, pues las familias enteras de Sevilla y sus visitantes, la han transformado en la más deslumbrante feria del mundo.
FERIA DE SAN ISIDRO
Históricamente, Madrid siempre ha celebrado el día de su patrono San Isidro; pero lo hacía sin feria taurina. Antes había dos épocas de toros: la de primavera que iba de Marzo a Junio; y la de otoño, durante los meses del verano. Fue en el año de 1947, cuando el empresario de la plaza de toros de Las Ventas: Livino Stuyck, aprovechando la festividad de San Isidro, reúne todas las corridas a lo largo del mes de Mayo y parte del mes de Junio, hasta llegarse a la actualidad que se dan 28 festejos: 24 corridas de toros, 2 novilladas y 2 espectáculos de rejones.
La primera corrida de la Feria de San Isidro, tuvo lugar el 15 de Mayo de 1947, y en ella torearon:
Rafael Ortega "Gallito",
Manuel Alvarez "El Andaluz" y
Antonio Bienvenida "El Caraqueño".
IMPORTANCIA DE SEVILLA Y DE MADRID
Taurinamente hablando, Sevilla y Madrid se han convertido en las dos ferias de mayor prestigio en el planeta de los toros. Los cronistas y comentaristas taurinos del mundo coinciden en llamar a Sevilla, la Capilla Sixtina del Toreo; mientras que consideran a Madrid como la Catedral del Toreo.
Efectivamente, el diestro que tiene aspiraciones de remontarse a la cumbre de la Tauromaquia, está obligado a triunfar en Sevilla y a confirmar dicho triunfo en Madrid. Son dos eslabones indispensables para ser merecedor de la gloria indiscutible y poder ocupar en consecuencia, un sitial de honor en la categoría de figura del toreo.
Aquí reside, como podemos ver claramente, la interesante trascendencia de estas dos plazas de toros, en el mundo de la Fiesta Brava.
enbebe@hotmail.com
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