Al español Escribano, se le conceden, en la algarabía desbordada del quinto toro, las dos orejas de corte dadivoso en demasía. Foto: Edgar Manama.
Real Maestranza César Girón; Segunda Puerta Grande a los casi tres cuartos,de plaza del Soberano en los Tendidos.
Campolargo: Acompaña a los aficionados, en Salida Triunfal por la Puerta Grande.
Pepe Luis Gallego: Todo en los buenos quehaceres, corte clásico y serio.
Manuel Escribano: Galería a raudales, Una oreja de la parroquia tras hemorragia. Y Dos Orejas Dadivosas, con salida sobre los costaleros.
Leonardo de Maracay: se vistió de torero, se encomendó en el paseíllo y nada más.
Por: Juan Mariano Monasterios Bernal.
Maracay, Domingo 27 de marzo del 2011.
Tarde de radiante sol y cielo de azul de ensueño, que arropa con sus revitalizantes rayos, a los casi tres cuartos del soberano en los tendidos, que se apostaron con ilusión en la Maestranza César Girón de Maracay. En la fascinante "Ciudad Jardín de Venezuela", en su abolengo y tradición taurina que reverdece con su mayor fuerza y belleza, dándole un arreo importante a la feria en Honor de su Patrono: San José; y sonando en los aires de Calicanto, clarines y timbales en el inicio, a las cuatro en punto de la tarde, respeto absoluto a su primera categoría.
Despeje de plaza por la reina Ling Yuk Chen Echenique acompañada de la cuadrilla de la belleza aragüeña. Se lanza a los cielos maracayeros el pasodoble que crispa las pieles taurinas, y que se desbordan las emociones de la pasión taurina en el coso de Calicanto.
Se lidiaron seis ejemplares del hierro de Campolargo, del ganadero Don Juan Campolargo; bravos para los caballos, bien presentados, de capa variada y de juego diferente. Tardos e inciertos en las embestidas. Primero: Parrandero, bravo, codicioso, pero de inciertas embestidas; segundo: Yurubi, manso y de embestidas en arreones; tercero: Coralito, bravo; el de mejor presentación, mostró clase y el torero no lo quiso ver: cuarto: Atrevido, bravo en el caballo, complicado y tardo en sus embestidas; quinto: Sorte II, el nieto de Listillo; todo un tío, equivocada la lidia, por su matador, toro de bandera; sexto: Cocorote, anovillado bravo y de saber hacerle las cosas. Los de Campolargo, en general, bravos para los caballos y de acentuada raza, a los que hay que saber hacerle la lidia, y el andar con seguridad ante ellos, con exigencia para los toreros, en los terrenos y las distancias de seguro conocimiento.
Pepe Luis Gallego: el salmantino de corte serio, y de acentuado toreo clásico; se presenta ataviado a su espigada figura de blanco perla y plata; recibe a Parrandero, toro de capa castaño retinto, bociblanco, cornidelantero, herrado a fuego con el número 821, de 430 kilos de peso; le lancea para sujetarle, y le instrumenta verónicas de manos bajas, y de empaque serio; revolera y las primeras palmas de la tarde; suerte de vara por Miguel Ángel Camacho, de mala ejecución y colocación, quedando crudo el de Campolargo; quite de probaturas por verónicas muy ceñidas convertidas en delantales, ante las embestidas de vencerse de Parrandero; acentúa las embestidas inciertas en la banderillas de Enrique Muñoz en buen par de exposición. Pepe Luis Gallego brinda al público; inicia doblándose toreramente con el de Campolargo; de seguido, por alto, ganando los medios; tanda por naturales ante las codiciosas embestidas, se cambia de mano y tanda por la derecha en ligazón de exigencia; segunda tanda de naturales de mejor trazo y tanda por la derecha; ya se le ameniza con la música su labor de sobriedad, aunque viéndose arroyado por las embestidas inciertas de Parrandero, que es bravo y codicioso; le pierde dos pasos en el epílogo mejorando ostensiblemente el temple y largura de los muletazos, con el premio ya ganado, dosifica descabello, tras tres cuartos; descabello y toledana tendida y trasera, se le otorgan Palmas que saben a poco, y palmas de buenos aficionados en el arrastre a Parrandero.
En su segundo Pepe Luis Gallego, le toca en suerte Atrevido; herrado a fuego con el número 833, de capa negro zaino, axilado, meano, entrepelado de cara, cornidelantero, de 435 kilos de peso, le recibe con tres verónicas a pies juntos y manos bajas; lanza las manos por delante el de Campolargo, refinolazo nefasto y perjudicial en la vara de Víctor Tovar, merma en cuantía notable las condiciones del toro; banderillas de Luis Camacho El Morocho, que caen delanteras complicando el comportamiento de Atrevido; segundo par de Carlos Pizutto, en dificultades, deja un solo palo. El salmantino brinda con respeto y cariño al Maestro José Nelo “Morenito de Maracay” bajo sonora ovación. El español va a por todas. Inicia por alto; y ya en los medios, recita tanda de naturales con suavidad; el ejemplar mansea y acentúa su comportamiento incierto; insiste el matador con tandas de ayudados; derrocha entrega en la faena, se justifica con creces ante las dificultades que le plantean las escasa virtudes del ejemplar de Campolargo; dosifica media tendida pero en buen sitio, Palmas de reconocimiento, al retirarse del ruedo.
Pepe Luis Gallego lidia el sexto, ante la no comparecencia de Leonardo de Maracay; tras parte de los galenos, integrantes del cuerpo médico de la Maestranza, que le diagnostican una deshidratación severa al torero aragüeño, sale un ejemplar anovillado de cara, negro zaino, meano gargantillo de capa, de nombre Cocorote, de 445 kilos de peso, cornidelantero, astifino, herrado a fuego con el número 874; le instrumenta faena con el percal de cinco verónicas, abriendo el compás, erguido en su figura, de manos bajas y media torerísima, dándose gusto el salmantino, y realizando lo mejor de la tarde con la capa, Gregorio Prieto dosifica la única buena vara de la tarde, aunque un pelín contraria. Luis Camacho "El Morocho" deja un solo palo en los lomos, al echarle la cara arriba Cocorote, en el segundo par pasa en falso Carlos Pizutto, ante el parón del toro; insiste y deja un buen par comprometido el banderillero. Pepe Luis Gallego inicia por alto, con suavidad y temple en las largas embestidas; tanda por la derecha a media altura, con temple, segunda tanda que sale deslucida al no acoplarse a las inciertas embestidas, naturales de estirarse en la figura, pero con toques en la tela roja por los pitones; empieza la música y las palmas del tendido; cuando Cocorote se queda abajo y hace por el español, propinándole voltereta sin consecuencias; va a la cara del toro, con enjundia y decisión, derechazos, por alto y girondina, la música ya le ameniza y en un descuido Cocorote le propina la segunda voltereta rasgándole la taleguilla, y empitonándole por atrás de la chaquetilla sin calar en el salmantino; la providencia le echa un capote, aturdido Pepe Luis Gallego; pero con determinada enjundia, dosifica certero descabello tras espadazo trasero; se le premia con palmas de agradecimiento a su entrega y justificación, aunque era merecedor de una oreja a toda ley.
El torero de Sevilla: Manuel Escribano, sale ceñido en un bello traje aguamarina y oro; el rubio torero español se va a puerta gayola a recibir al segundo de la tarde; de nombre Yurubi, herrado a fuego con el número 845, de 433 kilos de peso, negro zaino de capa, cornidelantero, visco del pitón derecho, que mansea de salida ante la presencia del torero que le espera de hinojos; le insiste el español hasta darle larga de rodillas en los medios; se incorpora, lancea para sujetarle, verónicas y revolera y recibe palmas de emoción; Gregorio Prieto coloca vara delantera; suerte de banderillas por el matador:, primer par al sesgo, segundo de los adentros hacia las líneas, cambia y se va hacia las tablas, le aprieta saliendo muy comprometido; tercero se sienta en el estribo, se incorpora y al quiebro deja un solo palo; cuarto par ante lo deslucida de la suerte, se ve obligado dejando los garapullos desiguales; muy deslucido el tercio aunque jaleado por el soberano. Trabajosa brega de Liecer Paredes, brinda al público e inicia por alto con ciertas apreturas; cruza el ruedo tirando por tironcillos al ejemplar que mansea, tanda por la derecha con el público metido en la faena, tanda por naturales donde todo lo hace el torero; derechazos, por la espalda, invertidos, se decanta por el toreo de galería llegando con suma facilidad a los tendidos; en su faena sin libreto es desarmado; cesa la música que le acompañaba; se va por la suerte suprema y deja espadazo delantero caído y defectuoso que causa derrame altamente visible, que desluce totalmente la suerte; se le premia generosamente con una oreja.
En el quinto, Manuel Escribano sale a buscar el triunfo a como dé lugar; recibe a Sorte II de 440 kilos de peso, de capa negro zaino, salpicado, bragado, meano, gargantillo, cornalón y delantero astifino, herrado a fuego con el número 872, todo un Pavo el ejemplar nieto de Listillo; la emoción cunde en el coso de Calicanto, por lo que trasmite la presencia del toro de lidia con toda su maravilloso trapío; Sorte II se encampana en el ruedo, a ver quién le planta cara; el sevillano pasa desapercibido con la capa, se va de largo el toro a la jurisdicción de Miguel Ángel Camacho que no puede colocarle la vara; se va igualmente de largo hacia el picador Gregorio Prieto que le coloca la vara trasera, se desordenada la lidia en el tercio de varas, en las banderillas toma los garapullos Manuel Escribano, y ante la imponente estampa de Sorte II, le coloca par de poder a poder; el segundo al quiebro, dándole los adentros sale muy comprometido, en el tercero caen desiguales y traseros; pero lo deslucido de la suerte no impide que el público le ovacione, brinda a la soberana de la feria la señorita Ling Yuk Chen Echenique; toma la pañosa de hinojos, tres derechazos en los medios ante el bravo toro; se incorpora y le instrumenta tanda por la derecha y seis naturales de largura; pero deslucidos en la falta de acople, y el denotado libreto de irse por el toreo de galería, cuando Sorte II reclamaba que le pudiera, le templara y le mandara. Se fue por lo más cómodo: el toreo de los tendidos; en el momento en que se ordena la música, el toro le propina voltereta sin consecuencias; tanda por la derecha deslucida; molinetes y los de los parches y metales le amenizan la faena; por la espalda, muletazos de ensimismo y acentuada galería, con el público en el canasto que acepta trapazos y toques de suma brusquedad del sevillano; el ejemplar denunciaba mejor trato con la tela roja, en sublime temple y mando para gustarse con clase y calidad; lamentablemente Manuel Escribano estaba en los tendidos y no en el ruedo. Claro está, todo válido en la decisión del toreo por alcanzar el triunfo; y con un público entregado, qué más da; el buen torear o la espectacularidad sin ton ni son. Se va por la toledana y deja tres cuartos de acero caído y delantero, que terminan la lidia de un gran toro, que pedía a cántaros tener mejor trato, al español se le conceden en la algarabía desbordada, las dos orejas de corte dadivoso en demasía.
Leonardo de Maracay se vistió en un precioso traje vino tinto y oro; se encomendó con suma pasión en el paseíllo, y allí todo quedó. Salió el tercero de nombre Coralito, de capa negro zaino, axilado, meano, entrepelado de cara, rabicano, y herrado a fuego con el número 882, de 441 kilos de peso, corinidelantero astifino, impecablemente presentado, de hechuras de ensueño y en el tipo de su encaste; todo belleza en la presencia y trapío de este ejemplar, el percal simplemente lo desplego el aragüeño; suerte de varas de José Quintana de mala ejecución y colocación delantera, se va hacia el varilarguero Miguel Ángel Camacho que guarda la puerta, y le dosifica una vara defectuosa en esencia, colocando el diamante en el morrillo, de lógico y elemental perjuicio de las condiciones del toro, buena brega de Enrique Herrera, y suerte de banderillas por Eduardo Graterol en un excelente par; Luis Camacho El Morocho coloca igualmente un aceptable par, se desparrama las ilusiones por ver al torero venezolano, pero inmediatamente se inunda la Maestranza de la decepción de sus paisanos, que le pitan en la lidia, y acrecienta la sonora decepción al terminar con la lidia y suerte suprema de Coralito. Se retira a la enfermería aquejado de fuertes dolores abdominales, bajo pitos de la parroquia, de allí ya no saldrá más, y todo queda en nada. Se pronuncia en el sonido interno, parte médico del quebranto de salud del torero Leonardo de Maracay al sufrir deshidratación severa, por lo tanto no lidiará el sexto de la tarde, correspondiéndole la lidia, por reglamento, al torero más antiguo: el español Pepe Luis Gallego.
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