22/11/09

La edición 2009: VALENCIA DA UN PASO ATRÁS EN LA QUE FUE CITA DE REFERENCIA



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Merecida vuelta al ruedo al bravo «Retardado» de Los Ramírez, única excepción ante tanta mansedumbre. Foto: Jesus “Cucú” Rincones

* Muchas dudas sobre una cita con más pena que gloria…

* Astados de dispar presencia, un palco presidencial con un criterio ambiguo en cada festejo, así como una disminución marcada en el atractivo principal del Complejo Ferial -como lo eran las casetas y eventos que en él se presentaban- han hecho de ésta, una sombra de lo que era en años anteriores la Feria Internacional de Valencia.

Por: Rubén Darío Villafraz
rubenvillafraz@yahoo.com.


Dos de las citas más importantes del calendario taurino venezolano como lo son las ferias de Valencia y Maracaibo, contaron el curso de su historia el pasado fin de semana. Ambas diametralmente opuestas en su concepto y talante, han dejado en evidencia el nivel de crisis que atraviesa el toreo en nuestro país.

La que era una cita de referencia obligada para taurinos como es la Feria Internacional de Valencia, en honor a la Virgen del Socorro, este año 2009 ha quedado en sombra de lo que de la mano del anterior alcalde de dicha ciudad: Paco Cabrera, llegó a alcanzar. Desangelada, sin promoción alguna, con serias fallas a nivel logístico en su organización, como de la misma manera el nulo apoyo de la empresa privada al verse marginada su participación que otrora le correspondía.

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Valencia, una feria de primer nivel, la cual este año ha dejado pendiente muchas de las cualidades que la habían colocador en un lugar especial del calendario. Foto: Jesus “Cucú” Rincones

En el renglón taurino: lo que nos atañe, esta edición quedará marcada como el “antes” y “después” de lo que correspondía en cuanto a organización por parte de Fundatur. Este año, con la presencia del vanagloriado empresario español Paco “Dólar” Dorado, y con la ingerencia de empresarios como Walo Dao o Miguel López, se han rematado justos a lo que cabía la premura de recibir una feria que en un principio, bajo el concepto de licitación, habían concedido a la sociedad conformada por Domingo Uzcátegui-Javier Conde.

Pese a contar con jóvenes toreros de gran renombre, el factor toro en la mayoría de los casos falló estrepitosamente; con la ayuda a su vez de un palco presidencial benevolente al momento del reconocimiento veterinario. Sólo una ganadería cumpliría en parte el compromiso de llevar a una plaza de tal responsabilidad el toro acorde en su presentación. Esa fue Los Ramírez, donde acorde a sus hechuras destacaron tres toros. Lo demás, desecho de camadas, como por ejemplo el esperpéntico remiendo de Tierra Blanca, o los moruchos enviados por el Lic. Hugo Domingo Molina en doble presencia.

Si a eso unimos la apatía del público asistente por conseguirse con una plaza luciendo otro matiz al acostumbrado, sumado al grado excesivo de inseguridad en los alrededores de la plaza, hizo de ésta todo un rosario de exabruptos, que en este caso contaron con el nulo apoyo del actual alcalde oficialista, quien ni siquiera se hizo presente alguno de los días; mucho menos pensó entregar premio oficial al triunfador de la feria, tal y como se acostumbra al final de cada ciclo.

Como comentábamos, si el elemento toro fue un condicionante por su juego y presencia, también lo fue el rendimiento artístico de los toreros y el criterio del palco presidencial. De los espadas extranjeros, el mejor de todos, sin duda alguna, Sebastián Castella, siguiéndole sin muchas estridencias como lo fue el año pasado y en San Cristóbal: José María Manzanares. El Fandi y Antonio Barrera cumplieron, el primero cortando tres orejas y el segundo una, mientras que en cuanto a toreros venezolanos, nuevamente el caraqueño Leonardo Benítez ha hecho valer su categoría como máxima figura nacional que es. El resto, mera comparsa, con mas o menos fortuna; pero dejando mucho qué desear.

De la Comisión Taurina, ni hablar. Con sólo decir que en la plaza, tres criterios bien marcados en la presidencia se evidenciaron en los cuatro festejos. Los aficionados Enrique Barrios Barrios, Iván Salazar Ruiz y César Sánchez fueron los encargados de repartir criterio; cada uno con un matiz distinto. Ponderado el de Barrios, el de Salazar rayó en el absurdo al conceder orejas y en especial vuelta al ruedo a un toro manso, que dejó mucho qué desear. Sánchez, con criterio y ecuanimidad supo darle seriedad y categoría al palco de Usía, donde pinta como mero adorno exótico la figura de Luis Sánchez Olivares “Diamante Negro”.

En fin, ojalá y los errores se corrijan; y los aciertos se repitan en los próximos años, a fin de contribuir en mantener en primer nivel una feria que este año 2009 nos deja con el sabor amargo de la improvisación

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