Vanegas está de vuelta, y Perú, el país que lo vio triunfar, lo espera
Han pasado poco más de diez años desde que el torero venezolano César Vanegas pisó por primera vez una plaza peruana. Diez años que, en el pulso de la tauromaquia, pueden ser una eternidad. Pero la memoria de la afición de este país, sabia y agradecida, no olvida a sus toreros, y menos a aquellos que, como Vanegas, supieron desatar el frasco de las esencias y hechizar con su entrega. El aire de Chaviña ya huele a expectación, a reencuentro.
Fue en 2014 cuando el de Seboruco, con la madurez de su arte a cuestas, hizo su primera incursión en estas tierras. Llegó sin el bombo y platillo de otras figuras, pero se marchó dejando una huella profunda, un rastro de buen toreo. Aquel año, el mismo en que indultó a "Fiscal" de Torrestrella en la Feria de San Sebastián de su natal Venezuela, Vanegas se ganó el corazón de un público exigente pero noble, que supo reconocer en él al torero de verdad.
Ahora, con la misma esencia que lo catapultó, pero con la sabiduría que solo el tiempo y el ruedo otorgan, César Vanegas vuelve. Es un reencuentro con un país que lo recibió con los brazos abiertos y al que muchos toreros venezolanos, él incluido, consideran ya una segunda patria. Las fechas marcadas en el calendario taurino son el 29 y 30 de julio, en la feria en honor a la Virgen del Carmen y San Antonio de Padua, en el pintoresco distrito de Chaviña, enclavado en la provincia de Lucanas, Ayacucho.
La afición peruana sabe lo que espera de Vanegas. Sabe de su facilidad para conectar con los tendidos, de su valor sereno y, sobre todo, de su extraordinario manejo de los rehiletes, una suerte en la que se prodiga con maestría y que eleva el pulso del festejo. Es esa capacidad de llegar al alma del tendido, de transmitir emoción pura, lo que convierte cada paseíllo suyo en una garantía de espectáculo.
El cartel en Chaviña no es para menos. Compartirá arena con el matador de la tierra, Paco Céspedes, el mexicano Manolo Juárez "el Poeta", y el oficio del español Miguel Giménez. Será un crisol de tauromaquias en dos tardes que prometen ser intensas, cargadas de duende y de ese aire especial que solo las ferias de provincia saben regalar.
Vanegas está de vuelta. Y Perú, el país que lo vio triunfar, lo espera con la emoción contenida, listo para desatar una ovación que suene a bienvenida, a reconocimiento y a una promesa de nuevas glorias.
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