12/7/25

Teruel, España: Colombo triunfa con el mejor lote del encierro de Murteira Grave

Puerta grande de Jesús Enrique Colombo. Bykofoto/Antonio García - Diario de Teruel

*** Colombo triunfa con el mejor lote del encierro de Murteira Grave cortando tres orejas

*** Sánchez Vara pasea un trofeo y a Antonio Ferrera no le sonríe la suerte en el sorteo de bravos

*** Emilio Serna, matador de toros: “Va a ser una tarde importante, ninguno de los tres toreros nos vamos a dejar nada”

 A falta de raza, voluntad: Sebastián Fernández rinde Teruel con la movilidad del mejor lote

fuente: Diario de Teruel - viernes, 11 de julio de 2025 - 22:32Por López Diéguez


Un tercio del tendido se dio cita este viernes en la plaza de toros de Teruel para ver por primera vez los toros de Murteira Grave. Soleada la tarde, racheado el viento para ver a Antonio Ferrera, Sánchez Vara y Jesús Enrique Colombo.

Verde esperanza era el capote de brega que lucía el diestro extremeño Antonio Ferrera, capote cargado, desde el primer momento, de inspiración. Recibió con una larga de rodillas al abanto Murteira, para sacarlo a los medios con temple y torería. Galleó por chicuelinas, el nacido en Ibiza, deslucidas por la poca fijeza inicial del animal, y se estrelló dos veces el toro en el peto del caballo, empujando más en el segundo encuentro que en el primero. Como no podía ser de otra manera en una corrida de banderilleros, Antonio Ferrera cedió los garapullos a sus compañeros de terna. Algo trasero quedó el primer par, de Sánchez Vara, un par concreto, sin lucimientos, para facilitar la condición del astado. Desde el tercio hacia los medios corrió, de espaldas, Colombo al encuentro del animal portugués para dejar otro par, también trasero, que legó a la afición. Ferrera anduvo en torero en su turno, andándole al toro con despaciosidad, dejando un par reunido en el morrillo del animal. Brindó, ante el aplauso turolense, al fallecido diestro Victor Barrio en los medios antes de iniciar la muleta con la pañosa pegado a las tablas para ir metiendo poco a poco al de Murteira en una muleta en la que rehusaba entrar, desclasado en la embestida, derrotaba protestando a lo largo del muletazos el animal, que tenía tendencia a mansear. No desistió el extremeño que, a pesar de la embestida bronca del animal, consiguió ligar algunos muletazos, muy en redondo, con la mano derecha en el inicio de la faena. Se rajó del todo, de buenas a primeras, el toro, para el que Ferrera pidió paciencia. Quiso cambiar los terrenos, acertando en no quitarle la muleta de la cara, obligándole con poder a quedarse en los vuelos de los trastos. Arrancándole lo poco que tenía ,entendiendo que la faena que debía proponer era la de un manso. Un par de tandas fueron suficientes. Pero fueron dos tandas que costaron trabajo y sacrificio por parte del matador. De una estocada completa, un poco desprendida, pasaportó al de Murteira. El arrastre del animal de Murteira fue al son de la música de viento, y recibió, en el tercio, una ovación el matador, recompensa a una faena sacrificada.

A la puerta del miedo se fue Javier Sánchez Vara. Le costó al de Murteira Grave prestar fijeza al diestro, que despachó, después de la porta gayola, y ya en el tercio, otras tres largas de rodillas antes de asentarse y torear a la verónica para sacar al animal a los medios. Perdió las manos el burel tras el choque con el peto. Cedió también los palos a sus compañeros Sánchez Vara. Volvió a dejarlas traseras Colombo. Volvió a sentirse toreo Ferrera, y Sánchez Vara eligió el par del violín para dejar los palos antes de recibir, la terna al completo, una profusa ovación. Brindó al tendido el guadalajareñoque fue dándole los muletazos, de uno en uno, a un animal que protestaba cada muletazo. Dejó espaciar la faena, temporizador al ritmo de un animal que no llegó a entregarse en ningún momento, siempre embistiendo a media altura. Pasaba el de Murteira por el pitón izquierdo, sin meterse con nadie, sin querer pelea. No se aburrió Vara, que quiso exprimir a la res, pero la faena no trascendió por la falta de entrega del animal. Dejó el de Guadalajara tres cuartos de estocada, algo trasera y tendida, de la que dobló el de Murteira Grave. Bronca en el arrastre al de Murteira y palmas al torero que tomó como ovación para dar una protestada vuelta al ruedo.

De hinojos comenzó también su faena Colombo, que pegó cuatro verónicas de rodillas antes de ponerse en pie para pegar una caleserina y rematar por media verónica. Puyazo trasero y protestado el que recibió el tercero de la tarde. Mejoró el segundo encuentro. Salió aplaudido el varilarguero. Devolvió la invitación a banderillear el diestro venezolano a sus compañeros de tera. Transmisión tuvo el par de Ferrera, a lo que el de Murteira ayudó con su arrancadas. Más parado estuvo en el par de Sánchez Vara, que hizo todo por meter las manos. Al violín dejó el tercer par Colombo. Brindó al Eterno Victor Barrio también el de San Cristobal antes de hincar de nuevo las rodillas en el albero para comenzar la faena por alto, antes de pegar una tanda de derechazos de rodillas. Tuvo mejor clase este astado que el resto de sus hermanos hasta el momento. Lo aprovechó Colombo que estuvo firme con la mano derecha, templando a entregada embestida del animal. También tuvo calidad por el pitón izquierdo, pero pensándose más el repetir, así que el venezolano volvió al pitón derecho, el de más calidad, toreando en redondo y ligado mientras le duró la fuerza. Volvió a la izquierda el matador, por donde los pedía de uno en uno, los muletazos, su contrincante, sacando, aún así, una tanda que llegó al tendido. Remató la faena por ajustadas manoletinas mirando al tendido antes de matar al encuentro a su oponente con una estocada en la yema de la que cayó rodado. Dos orejas para Jesús Enrique Colombo garantizaban ya la apertura de la puerta grande.

No se entregó de salida el cuarto de la tarde, brusco y esparciendo la miraba buscando la mínima excusa para irse. Protestó en la lucha con el caballo, pero demostró algo más de movilidad (aunque la misma querencia a rajarse) en el tercio de banderillas, que realizó Ferrera de manera ortodoxa. Se acrecentó la tendencia mansa del toro al coger la muleta el diestro extremeño. Le buscó las vueltas con la mano derecha a otro animal que protestaba en pleno muletazo, con un derrote seco que, incluso, llegó a golpear la mano diestra del matador. Molestaba el viento, el de Murteira se aquerenciaba en la zona de los toriles, y se ponía peligroso, ese peligro silencioso que adquieren los toros que no tienen transmisión pero si sentido y ganas de defenderse. Rehuyó la pelea llegando al punto de tomar las de Villadiego en dirección contraria a la muleta del diestro extremeño que decidió, en ese momento, que no merecía la pena bregarse ante u animal sin bravura, ni condiciones para el triunfo. Escupieron las carnes los aceros, que calaron tres cuartos en una posición un poco desprendida. Acabó así la historia de este manso que hacía cuarto lugar.

De nuevo hincó la rodilla para una larga en el primer encuentro entre toro y torero para despacharle al último una larga. Una serie de varónicas con dos chicuelinas y una revolera constituyeron el saludo capotero antes de la entrada de los del castoreño. En un puyazo trasero quedó el tercio de varas, tras el que realizó, Sánchez Vara, un quite por navarras. Gustoso par al quiebros y al violín el primero que dejó el guadalajareño. Partiendo de las tablas hacia el tercio puso el segundo. El tercero citando sentado en una silla, lo puso al quiebros ante la encendida afición turolense. De rodillas por alto comenzó una faena en la que Vara administró los muletazos de uno en uno, ya que la condición, defensiva por momentos, del de Murteira Grave no permitía la ligazón. Se dejó muletear el astado, sin entrega ni gran condición, pero sin meterse, tampoco, con nadie. Estuvo solvente con él Sánchez Vara antes de rematar la faena por manoletinas y dejó una estocada entera pero tendida y desprendida. Dobló el de Murteira para conceder al de Guadalajara una oreja que demostró el punto benevolente que posee la afición turolense.

Recibió al cierraplaza por verónicas, una rodilla en tierra, Colombo. Picó el banderillero totalmente fuera de sitio, en el burladero del tendido cuatro y pisando, con creces la raya del tercio. Mejoró, fácil, en el segundo puyazo, que el de Murteira protestó. Con cuatro chicuelinas y una media quitó al castaño de Murteira. Un primer par de poder a poder, un segundo, cambiándole el viaje en plena embestida, y un tercero al violín completaron el tercio. Por doblones comenzó la faena el venezolano. Llevó la mano baja, toreando por el pitón derecho al castaño que cerraba la tarde. Tuvo peor condición que el otro animal de su lote, tomando la muleta con cierta brusquedad, echando las manos por delante. A pesar de ello, trató Colombo de torear en redondo, llegando a conseguirlo en algunos breves instantes. Mejoró por el pitón izquierdo la condición del Murteira. Desplantó, desarmado, antes del cierre de la faena, que tuvo forma de bajonazo del que se echó el animal. Con el paseo de una oreja por parte de Jesús Enrique Colombo culminó la penúltima del abono turolense.

Desde el tendido, por Fabre Lafuente

La ilusión, el anhelo, la ambición, la quimera… el sueño, en definitiva, de la modelación, de la culminación de la obra, del triunfo…, se cita cual invitado sincero, improvisado si cabe, en el preludio de la tarde, donde el miedo se torna inefable y el deseo de éxito infinito. Tan sincero como pasional; el aroma de la emoción; el frasco de la más pura fragancia. Irremediablemente alambicado y difícilmente predecible. Fiel compañero, permanece inherente al compás del trasunto de la lidia, sin desvanecerse como talla férrea, incólume. Con capacidad de conducir la esencia de quien lo materializa; capaz de dominar a la fiera. Seducido por la esperanza. Aquel que dibuja en el tratado de la imaginación el toreo eterno, perpetuo, imperecedero, infinito; aquel que para el tiempo, el reloj; aquel que convierte el segundo en duración interminable; aquel que ha ido construyendo la historia del toreo, engrandeciendo a quien se ha alzado en piedra angular por su contribución; aquel que como hontanar de agua viva brota de las entrañas más vivas del matador y del aficionado; aquel capaz de inspirar… Utopía que se vuelve material con la embestida del toro, ser que encumbra la divinidad tornándose en frenesí con su desplazamiento en la arena. Simplemente irreproducible. El verbo, la palabra…, soñar, en suma, que liga cual natural entronizado, el sabor del toreo añejo, la pureza, el arrebato, la emoción… y el delirio. Aquel que solo es posible erigir desde la imaginación, desde la creación de la obra, sucumbiendo al animal.

Soñar; presagiar la embestida, la verónica, el delantal, la gaonera, la villaltina, el estatuario, el natural, el derechazo, el desplante…, la vibración de quién paladea con gusto, con sabor propio. Soñar; tan irracional como honesto, tan enigmático como cautivador. Semilla fecunda del toreo que germina y ofrece su fruto con la ejecución de las suertes, la humillación del toro, la composición de la figura del toreo… Aquel que embarga y cautiva al aficionado. Soñar; imaginar lo impredecible, pensar lo irracional, argumentar la espiritualidad del enigma. Soñar; fuente inagotable de producción. Soñar con cada tarde, con cada movimiento del toro, con cada lance; soñar con pasión… Simplemente soñar…



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