El novillero venezolano Hugo José Molina "El Morocho", que hace seis meses sufrió una cornada grave en la Plaza de Aldea del Fresno (España), llegó a su ciudad natal de San Cristóbal, tras recuperarse en un hospital estadounidense.
"El Morocho", que sufrió una gravísima lesión vertebral que lo mantuvo al borde de la muerte, entró caminando, apoyado de una andadera, a la Basílica de la Virgen de la Consolación de Táriba, para cumplir una promesa que había hecho.
Al poner el primer pie dentro de la iglesia, los feligreses le aplaudieron y se levantaron para expresarle la emoción que sentía el pueblo tachirense de que se haya recuperado tan rápidamente.
En la Basílica también estaba el matador de toros español, José Luis Bote, que sufrió lesiones similares en la madrileña Feria de San Isidro de 1994 y después de dos años de dura rehabilitación volvió a caminar y a torear.
Bote está en Venezuela porque debutará el 29 de enero en la plaza de San Cristóbal para matar toros colombianos de La Bolsa.
Tras la misa, "El Morocho" cumplió su segunda promesa, que fue la de visitar al también novillero tachirense Marco Tulio Guerrero, herido de forma similar el 16 de julio de 1973, en la Feria de un pueblo andino llamado La Fría, donde un toro le partió la quinta y sexta vertebras cervicales y lleva 27 años cuadraplejico.
El novillero Molina dijo sentirse "mejor" y con mucha emoción por estar "vivo" y en su tierra, y agradeció toda la atención que le prestaron tras su accidente.
"El Morocho" se ha recuperado con una dura terapia de rehabilitación en un hospital de Miami (EEUU), donde los especialistas han hecho posible que pueda volver a caminar.
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