Eel accionar anti taurino está a la vuelta de la esquina, a despertar del letargo. Imagen: GCegarra
Cuando el río suena es porque piedras trae y quienes adversan nuestra Fiesta Brava, vienen trabajando calladitos, solapados, contando con el apoyo de esos de la cosa pública, pegados al argumento incoherente de estos benditos del diablo: animalistas, que no pierden tiempo, para dar su golpe mortal de un solo guadañazo y para más prueba fehaciente, lo de Colombia, “más claro no canta el gallo”.
En Venezuela, los taurinos aparecen como arroz picado en las ferias patronales tradicionales taurinas, terminadas éstas, desaparecen en un santiamén, mientras en los corredores del palacio nacional legislativo se cocina un "artefacto" escrito que denominan ley, para acabar de una abrupta votación y plumazo, un arte y cultura, que, aunque no lo quieran entender, comprender, aceptar, es factor determinante en el impulso económico turístico de una población, ciudad, estado.
Hace tiempo lo dije y escribí, “la guerra bien avisada ha estado y si muere la Fiesta Brava en Venezuela, es porque bien pendejos y pasivos han sido todos los involucrados en el mundo del toro venezolano e irremediablemente, no habrá lágrimas qué secar”.
Encendida siempre, la alerta roja en Venezuela como en el resto del universo taurino, quienes adversan a nuestra Fiesta Brava, no descansan, al extremo de odiarla, ante la mirada indiferente e inadvertida de los taurinos, dormidos en una pasividad y tranquilidad desesperante, que dejan el paso libre a estos fulanos, se interesan más “por otras vainas” dentro del mundo del toro, aupando al que no se la ha sabido ganar su imagen propia y mientras, los contrarios “hechos los policías de Valera” invaden con mano destructiva, lo artístico cultural mundial, como lo es, nuestra Fiesta Brava.
Alerta Roja Taurinos de Venezuela, el accionar anti taurino está a la vuelta de la esquina, a despertar del letargo, de esa pasividad que desespera, todos, sin distingo de clase y posición, como reales aficionados taurinos, a defender, hacerles entender que la Fiesta Brava se respeta, tan igual como nosotros respetamos la afición y pasión de los demás, que sabemos vivir y convivir con nuestros adversarios, eso sí, exigimos respeto para nuestra Fiesta Brava y punto.
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