por: Víctor Ramírez “Vitico”
La fiesta de los toros en Venezuela vive momentos difíciles, por razones económicas, sociales y políticas, porque, al fin y al cabo, el toreo es un reflejo de lo que ocurre en la sociedad. Conocidas de sobra las dificultades que todos sufrimos a diario, deberían los estamentos taurinos discutir, analizar y priorizar los elementos que pudieran sacar a flote la tauromaquia en Venezuela.
Fomentar los festejos menores, las clases prácticas para las escuelas taurinas, pueden ser sólo dos de las posibles soluciones a la tremenda crisis que vive la fiesta, que este año 2019 está en sus números más bajos, lo cual es preocupante. Todos los involucrados, ganaderos, empresarios, toreros, aficionados, prensa, deben con sensatez sentarse a analizar la situación y poner un granito de arena para encontrar las soluciones.
Pero no por ello, se deben buscar atajos o salidas poco convencionales, como por ejemplo dar festejos con animales que no sirven para el toreo. Un joven que está aprendiendo a torear no debe ponerse delante de estos ejemplares, ya que se maneja en ese delicado momento de adquirir conocimientos técnicos para entender las embestidas, manejar los trastos y conocer los terrenos; pues con ejemplares no aptos para la lidia solo cabe aplicar una técnica defensiva, de no quedarse quieto pues solo se “esquivan” arrancadas, pero no se torea. Muchos justifican un festejo con estas reses como una manera de no dejar morir la fiesta, pero vale la pena preguntarse: ¿Alguien que va por primera vez a un festejo de estas características se lleva un verdadero concepto de lo que es el toreo? Para entendernos, es como retroceder a los tiempos cuando los aspirantes se colaban en un matadero para intentar torear las reses antes del sacrificio; tal cual lo hacían en Táriba cuando no existía ni señas de una escuela taurina .
También se debe luchar por rescatar las plazas de toros que se han cerrado, hacer campañas por recuperar las tradiciones, llevar la fiesta a las redes sociales, explicar la verdadera esencia del espectáculo, del toro, como vive, cómo se le trata y por qué se le torea. En mi opinión, Sí se puede rescatar la fiesta; para ejemplo véase la Feria de Tovar, su promoción y difusión, y es deber de todos los protagonistas de la tauromaquia venezolana trabajar juntos por regresar al esplendor y brillo que antaño tuvo.
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