Sábado 18 de Mayo en San Cristóbal


Bono de colaboración desde 10 $ en: Asogata, 
Escuela Taurina César Faraco: Plaza Monumental, Pueblo Nuevo  
Restaurante Miura: Calle 18 con carr. 20, San Cristóbal 
Contacto: 0412 658 4112

21/1/19

Lihuvaneska Fandiño, con sangre torera

El porte y figura presente en Lihuvaneska. Foto: G. Cegarra

por: Giovanni Cegarra

La arena y el entorno del ruedo taurino de la Plaza de Toros Monumental Román Eduardo Sandia no deja de sentir en su ambiente cincuentenario, la presencia de los alumnos de la Escuela Taurina, que con pasión y afición, muy arraigada dentro de sí, acuden a ella cada tarde, de lunes a viernes, para darle rienda suelta a su ilusión de aprender, enteterarse de todo lo del toro, convertirse algún día, en toreros.

Alrededor de doce infantes, entre ellas, una niña, Lihuvaneska Fandiño Guzmán, plenan el ruedo de la Román Eduardo Sandia, toman el capote, la muleta, uno de ellos hace de toro y bajo la tutela instructiva del novillero Carlos Sulbarán, que hace las veces de Instructor ante la ausencia del titular, se esmeran por aprender como encarar, lidiar una vaquilla, cuando tengan la oportunidad de tenerla por delante.

Lihuvaneska Fandiño Guzmán, 10 años, es nieta del extinto Omar Fandiño, entonces Jefe de Corrales de la Plaza de Toros Merideña e hija de Jesús Omar Fandiño, lleva por dentro sangre torera, desde muy pequeña ya se le movía dentro de su humanidad, el gusanillo taurino y da gusto verle, como lancea de salón con el capote al compañero que le hace de toro, con un porte y figura, de gran torera.

La ilusión torera es inmensa en los alumnos de la Escuela Taurina, que gracias a Dios cuentan con el apoyo del novillero Carlos Sulbarán, que aprovecha su estadía en Mérida, en un alto de su campaña novilleril por el Perú, para transmitirles sus conocimientos a ellos, apoyado por Ramón Contreras y Francisco Chico Paredes, mientras se incorpora el Instructor titular, se define la incertidumbre direccional que reina en la Escuela Taurina Merideña.

Lo que no es incertidumbre y duda, es que los doce alumnos de la Escuela, entre ellos, la niña Lihuvaneska Fandiño, de sangre torera, son claro ejemplo del pundonor profesional taurino que debe imperar entre quienes, de una u otra forma, tienen ante sí, la responsabilidad de mantener viva su ilusión de hacerse toreros y por ende, consolidar, fortalecer nuestra Fiesta y en estos tiempos de crisis.

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