10/11/17

Don Erick Cortéz

Permítame manifestarle mi complacencia porque haya leído mis escritos, presentar excusas por haber tenido la osadía de contrapuntear con un veterano de tanta andadura en asuntos taurinos, agradecer sus cordiales palabras y, por mi parte, dar por zanjado este asunto. Foto: blog Resnick's City

por: Eduardo Soto




Señor Erick Cortés, Decanísimo de los Matadores de Toros venezolanos,

Con su mismo espíritu, sin afanes polémicos, es con satisfacción que leo su escrito, pues lo revela como profundo conocedor de la historia taurina, poseedor de una prosa de calidad y ducho en capotear con destreza lo esencial de mis planteamientos.

No tendría ningún sentido, perder tiempo en dudar de su amor al toreo, pues así lo testimonia sus treinta y un años de trayectoria. Tampoco creo que nadie pueda discrepar cuando afirma que el espectáculo de los toros rompe lógicas, pero me temo, aunque pueda haber premiaciones a granel, que no es del todo apropiado calificar como majestuoso e inconmensurable, como da a entender, un festival cuyas circunstancias son, precisamente, las que motivaron mis escritos.

Mucho agradezco las remembranzas que trae a colación, para despejar lo que llama mis nubes sobre nuestra historia taurina, pero tampoco aplican mucho al caso del festival en cuestión.

Como usted bien conoce, Manolete se presentó dos veces en la Maestranza de Maracay, antes de hacerlo en Caracas, en un festival a beneficio del Patronato de Alfabetización.

En el caso de Miguel Espinoza, Armillita Chico, QEPD, en el festival homenaje a Julio Robles actuaron nueve matadores de toros, muchos otros tomaron parte como miembros de las cuadrillas e incluso como torileros y fue todo un acontecimiento taurino. El maestro aguascalentense tenía entonces quince años de alternativa, en 1983 la había confirmado en Las Ventas, donde en 1992 se hizo el Festival para el Maestro Robles, a quien el percance con Timador, había forzado a la silla de ruedas dos años antes.

Siempre es bueno conocer anécdotas de nuestro gran César Girón, pero me temo que tampoco viene mucho al caso, pues se refiere a un casi desconocido debutante como novillero en la Monumental de Barcelona, no a la primera presentación en su país de todo un matador de toros con alternativa que, como usted, fue puntero del escalafón menor en España.

En relación con Don Enrique Ponce, ciertamente torero de época, según leí en un artículo de hace unos años, cuyo autor fue el reputado cronista taurino Jesús Ramírez, El Tato, (pues para la época estaba trabajando fuera del país), su debut en Venezuela aconteció en la Monumental de San Cristóbal en 1991, si bien un mes después actuó en Mano a Mano con Morenito de Maracay, como usted señala en la misma portátil, que a la sazón tenía nombre diferente y estaba instalada en otra parte.

Lo de la plaza portátil, hubiera podido ser lo de menos, pero al añadir la fiesta campera, el tentadero público, el festival a renglón seguido, con un cartel en que ni siquiera se especifica el número de novillos a lidiar, a pesar de ser con fines crematísticos, cualquiera podría pensar que no constituye escenario apropiado para marcar el retorno de nuestra ascendente figura, una sobre las que están cifradas las esperanzas de nuestra afición taurina y que confiamos vaya cuajando como Coloso de la Fiesta Brava.

No quisiera ni pensar que, a pesar de su contenido literal, el tenor de su escrito pueda traslucir más bien, seguramente de manera involuntaria, la cultura de conformismo y resignación que pregona y trata de imponer a toda costa el régimen, para intentar contrarrestar preocupaciones por el lastimoso estado al que ha conducido el país, inclusive a su Fiesta Brava, de la cual usted es un conocido profesional, propietario del coso, empresario, torero y matador cumpleañero en Aniversario de Plata, mientras que quien esto escribe es un simple aficionado. Puede que allí se origine, la divergencia de nuestros enfoques.

Para terminar, permítame manifestarle mi complacencia porque haya leído mis escritos, presentar excusas por haber tenido la osadía de contrapuntear con un veterano de tanta andadura en asuntos taurinos, agradecer sus cordiales palabras y, por mi parte, dar por zanjado este asunto, antes de que a alguien se le ocurra pensar, que nos hemos puesto de acuerdo para dar mayor resonancia a la función, cuyo telón se levantará en predios militares de Maracay, el domingo tres de diciembre.

Atentamente,

Eduardo Soto

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