18/3/17

El oscurantismo

San Cristóbal, en lo taurino vive tiempos grises, hay nubarrones sobre el acto de las corridas y “persecuciones”

por: Kike Rosales

En la edad media fue cuando se vivió esa manera tan retrógrada de censurar todo acto cultural, teorías, inventos o algo que permitiera avances de la sociedad; quienes lo hacían eran castigados.

Esa etapa cerró por completo el hermoso “detalle” de la libertad y convirtió a los seres humanos en unos esclavos; toda capacidad de discernir o al menos pensar distinto era atacada de forma cruel.

Para ello existía la santa inquisición, un poder absoluto que permitía dejar sin ningún beneficio a cualquier habitante que ellos consideraban hereje incluso se regalaban “el tupe” de quemarlo vivo en la hoguera.

San Cristóbal, en lo taurino vive tiempos grises, hay nubarrones sobre el acto de las corridas y “persecuciones” que de verdad parecieran ser el renacimiento de la inquisición. La duda de ver si se pueden organizar las corridas pareciera andar en los que lo quieran hacer por hechos que van más allá de lo económico, es la parte jurídica la que pone a todos en un “veremos”.

Por ejemplo Una citación a miembros de la comisión de la ciudad y de la escuela taurina pone en duda a cualquiera para dar corridas. El asunto se maneja por el lado de la entrada de menores a la plaza en actos donde los mencionados con anterioridad no tienen poder de organización.

La novillada de feria de San Sebastián de enero pasado, que (“se hizo sola”), desde los areneros pasando por los subalternos la hicieron no solo sin cobrar, sino de una forma tal que nunca se supo quién era el “jefe”, por una sola razón: el poder hacerla en base a la unión no necesitó de esa figura.

En las puertas deberían estar los funcionarios públicos para evitar que los niños entraran, pues ese acto -como era gratuito- no tenía dinero para porteros pero llegaron (los funcionarios) y tarde.

El año pasado hubo más de 1500 muertes de menores de edad; en uno de los sitios donde sucedieron varias de estas dolorosas acciones fue en la capital venezolana, donde desde el año 97 no se hacen corridas como para alegar que las mismas incitan a la violencia.

Lo otro, es que gran parte de la junta directiva de la C.A Plaza de Toros de San Cristóbal, ha renunciado sin saberse todavía el motivo de este adiós. Aún la alcaldía no ha mencionado cómo se dar la feria el año que viene, si por licitación o por designación de manera directa; pocos se asoman para poderla dar por toda esta serie de hechos; o quizás estén esperando “a ver qué ocurre”, pero el tiempo sigue pasando.

En estos tiempos es que se entiende el temor de los libre pensadores en la edad media; ese miedo que corría por el espinazo de Erasmo de Róterdam cuando censuraba a la iglesia, lo sienten los que hablan de toros en San Cristóbal en estos días donde lo taurino está sumido en el más puro oscurantismo.

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