Esto de la multa a La Cruz de Hierro es un acto que nosotros alabamos el hecho (junto a la decencia de aceptarlo) pero...
por: Kike Rosales
La multa a la ganadería Lla Cruz de Hierro nos enseña algo que hace rato pareciera existir muy poco en el mundo del toro venezolano: lo ético; la sanción es porque en la pasada Feria del Sol 2016, en Mérida, cuatro de los seis astados no cumplían el requisito de la edad.
Los ganaderos, con decencia, han aceptado la situación y admitieron la multa, un hecho que sorprende por una sola razón: los actos con decencia nos asombran porque en estos días muy poco los vemos.
Ahora bien, ante el asumir una responsabilidad sin escándalo alguno, con vergüenza incluida pero con la dignidad de la verdad se nos abre una pregunta. La misma es: ¿Los únicos que “fallaron” fueron los ganaderos de La Cruz de Hierro? Aquí comienzan a aparecer más interrogantes pero con una característica: Tienen respuesta incluida.
Las corridas se compran con antelación y quienes las adquieren (la empresa) sabe si los toros estarán con edad y peso para cuando salgan al ruedo; es decir, que en este caso comprarla ya es parte del acto violatorio de reglamentos.
Que la Comisión Taurina sancione, también nos muestra complicidad; es decir, que aprobaron hechos que estaban fuera de lo requerido en el reglamento; además, la gente paga por una corrida, no por una novillada.
La otra parte son los apoderados; quienes permitieron que sus matadores salieran a enfrentar una corrida que estaba baja de peso y edad, todo por cobrar un dinero que solo da eso y no gloria.
Ahora también no solo es esta la única ganadería que viola el reglamento, al menos tuvo la decencia de aceptarlo, o se nos olvida cómo en corridas vemos anunciar al toro con el cartel de “multado” basándose solo en el peso; la cosa no es cuánto pesa porque un toro de cuatro años con trecientos ochenta kilos es un toro flaco, muy esmirriado pero toro al fin, con tres años es un novillito mal alimentado.
Pasa el tiempo y vemos cómo el reglamento taurino es pasado “por el arco del triunfo” de manera constante; lo vemos cuando los apoderados piden toros más pequeños y ojalá entre “erales adelantados o utreros”; cómo las comisiones taurinas lo permiten, ganaderos que lo alaban y empresarios que se silencian.
Esto de la multa a La Cruz de Hierro es un acto que nosotros alabamos el hecho (junto a la decencia de aceptarlo) pero demuestra que los toros en el país, hace rato andan por los niveles de la violación de reglamento.
Habría que señalar también que han salido corridas en edad, peso y trapío, quizá esa es la “solitaria” lucha que tienen algunos ganaderos para salvar una parte del “gremio”.
La ignorancia de mucha parte del público (más el espectador, que el aficionado) no entienden eso de los reglamentos por una sola razón: para ellos los toros son solo en la las fechas cuando van a la plaza ,el resto del año “ni bola” como para pretender que exijan que se cumpla lo escrito.
No es necesario ser muy profundo en esto o buscar la sociología para comprender, porque hace rato triunfar en la plazas de Venezuela no abre ferias importantes, (el tamaño y la edad de los toros limitan eso). Así es como entendemos el viejo axioma jurídico que de una forma cruda describe la situación de las corridas en Venezuela al tenor de esta multa, “a confesión de partes, relevo de pruebas.”
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