9/11/16

La edad del toro de lidia: Su importancia y cómo se determina

Autoridades taurinas de Francia establecieron la obligatoriedad del Guarismo Foto: blog torosconverdad

* Multa en Mérida y críticas de acíbar

por: Eduardo Soto

Recientemente, con motivo de una multa impuesta por la Comisión Taurina de Mérida (CTM), reconocida por la ganadería y pagada a las arcas municipales, se ha vuelto a encender la vieja polémica en torno a la edad del toro y los diferentes métodos para determinarla.

Al respecto, lo primero que convendría dilucidar es a qué se debe la importancia de la edad del toro y sus consecuencias para la lidia.

Los erales, novillos y cuatreños, sin que conozcan actividad sexual ni de capotes, se someten a regímenes especiales de alimentación, sanidad y técnicas de manejo, con el fin de lograr un toro apto para la lidia.

A los cuatro años, se estima que el animal ya tiene un buen desarrollo en términos de aparato locomotor y de madurez de comportamiento, al asumir estados de alerta y acometividad. No obstante, hay entendidos que prefieren al toro cinqueño, por sus hechuras más rematadas; y algunos señalan que en México es necesario un año más que en Europa, para que el animal adquiera plenitud para la lidia.

Victorino Martín, en entrevista realizada en España, a comienzos del año 2008, señaló que prefería lidiar una parte de sus camadas de cinco años, por cuanto embisten mejor y con más seriedad, a pesar de que implique un mayor gasto y sea más difícil mantenerla ese año adicional, pues, si fuera fácil, continuó diciendo el conocido ganadero, no se lidiaría tanto utrero como se está haciendo en la actualidad.

Las preferencias sobre la edad del toro de lidia, van variando según el tipo de toreo de cada época. Cuando la base de la lidia era la vara y la suerte suprema, se jugaban toros de seis y ocho años. Al surgir el toreo artístico, las exigencias cambiaron y se decidió que el toro debe haber cumplido cuatro y no ser mayor de seis.

NINGÚN MÉTODO ASEGURA CERTEZA

Una vez hechas estas consideraciones, vale la pena mencionar que ninguno de los métodos existentes para determinar la edad del toro, garantiza absoluta certeza. Se pueden utilizar distintas metodologías como la observación de los anillos en sus astas, el descenso testicular, la longitud de la cola o la técnica post mortem de la tabla dentaria, pero ninguna ofrece precisión.

Todas estas incertidumbres, motivaron que las autoridades taurinas de Francia quisieran conocer, con cierta seguridad, la edad del animal antes de su lidia, para lo cual establecieron la obligatoriedad del Guarismo; es decir, que los toros que se presenten en los ruedos del país, deben tener, grabado en la paletilla, la última cifra del año de su nacimiento.

Esto causó sus efectos en España, que exportaba buena parte de los encierros que se lidiaban en las grandes plazas francesas, pero incluso este método se presta a cierta imprecisión, pues el guarismo está referido al año ganadero y no al año calendario.

Por su parte, en México, persiguiendo el mismo fin, se decidió incluir, en la Tablilla que anuncia la salida de cada toro a la arena, los datos exactos y completos de su nacencia.

En Venezuela, el Reglamento Taurino de Mérida, establece que las ganaderías lleven un libro de registro en donde conste, entre otras cosas, la fecha de nacimiento de sus reses, el cual deberá ser foliado por la CTM. En otro Artículo, se señala que el ganadero consignará una declaración jurada con el mes y año del nacimiento de cada una de las reses. No obstante, hasta la fecha, ambos requisitos han resultado inexequibles.

Mientras llega el día en que sea posible aplicar a rajatabla el Reglamento o sea mandatorio el uso del guarismo, sería conveniente que, con ocasión del cincuentenario de la Monumental de Mérida, se pudiera aplicar alguna metodología ad hoc, que, en las actuales circunstancias, permita salvaguardar mejor los intereses de todos los que, de una u otra forma, participamos y disfrutamos de la Fiesta Brava.

La reciente multa impuesta por la CTM, ha dado pie a observaciones, muchas de las cuales parecieran nacidas de la ignorancia y no provenir de taurinos veteranos, que deberían ser conscientes de las dificultades para determinar la edad de un toro de lidia, más aun en las condiciones que imperan hoy en día en nuestro país.

Será que los comentarios reflejan un afán de solazarse con la crítica malsana o, tal vez, obedezcan al hábito inveterado de aderezarlo todo con el acíbar del resentimiento.

En cualquier caso, se debería tener siempre presente que el derecho a la crítica es sagrado, pero no existe derecho a la diatriba.

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