31/10/14

FEDERICO NÚÑEZ, Hace 40 años….”La voz taurina de América”

Gran crítico y relator taurino; cumplió 86 años de edad este 30 de octubre 2014. Foto: blog bibliografia taurina

tomado de: blog Bibliografia Taurina de El Vito

JOSELITO, A 40 AÑOS DE SU MUERTE

La Esfera 1960

Despertad almas y seguid contemplando cómo se pasa la vida.

Cuarenta años van, desde aquel día nefasto cuando la fatalidad tendió sobre la mesa de operaciones de una enfermería pueblerina, el cuerpo, inanimado, frío, rígido y yerto, del torero más grande que ha existido.

Tenía el rostro de un color amarillento, de un moreno suave, los rebeldes cabellos ensortijados y alborotados resaltaban con su negrura sobre la palidez satinada de la piel. En el cuello, y en los hombros, aparecían como extensos cardenales las peculiares manchas cadavéricas. La expresión del semblante era tranquila y serena. De una placidez asombrosa. Los labios blanquecinos perecían sonreír de un modo inefable.

España entera sintió la muerte del pobre Joselito, porque hubo en aquella tragedia, por encima de su propio espanto el dolor de la derrota del hombre que poseía más plenamemte la gloria de su vida victoriosa.

Una vehemente afición al toreo, pundonor en todas las ocasiones de empeño, inteligencia y facultades siempre, valor y arte las más de las veces, constituían las cualidades más notorias de su personalidad taurómaca, perfectamente completada con su inclinación a todo lo que de cerca o de lejos se relacionaba con los toros.

Se podrá decir, parodiando a Cervantes, que solamente nació en el mundo para ser torero: fue hijo de padre torero; y finalmente salió con ser torero corriente y pudiente a todo ruedo, torero cabal y admirable por los cuatro costados; y las ganas de torear y el torear fueron en él como accidentes inseparables que no se quitarían sino con la muerte. ¡Como desgraciadamente sucedió!

Si se le preguntaba, cuándo había nacido en él la vocación de torero, respondía:

- Cuando nací.

Qué le gustaba más de cuántas materias instruía su maestro en la escuela, replicaba que prefería estudiar en la escuela callejera de La Alameda de Hércules el arte de jugar al toro.

Andando los tiempos y al recordar aquellos, solía decir:

-El que mejor quedaba, yo. Era torero. ¡El torero de España!

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