16/8/14

Es cuestión de libertades

La verdad sea dicha, por encima de los gustos o de filosofías políticas están las leyes. Foto: colombia.com

* Para nadie es un secreto que el arte de los toros es una afición de una minoría y que tiene no pocos detractores en este y en otros países.

tomado de: diario El tiempo - Bogotá - EDITORIAL | 14 de agosto de 2014

La plaza de toros de Santamaría, que durante más de 80 años dio corridas y que es parte de la historia misma de Bogotá, continúa cerrada para los toros por decisión del alcalde Gustavo Petro. Por estos días, el célebre coso taurino vuelve a ser escenario, no de las famosas corridas, sino de enconadas polémicas y hasta de una huelga de hambre que realizan, desde hace varios días, ocho novilleros, en defensa de la fiesta brava y de la plaza misma.

Todo ello, cuando se rumora que la Corte Constitucional está ad portas de pronunciarse sobre la demanda que instauró la Corporación Taurina de Bogotá contra la decisión del Alcalde de suspender, en forma unilateral, el contrato para el alquiler de la plaza que se hallaba firmado hasta el 2015.

Para nadie es un secreto que el arte de los toros es una afición de una minoría y que tiene no pocos detractores en este y en otros países. Pero precisamente son los derechos de esas minorías los que han sido vulnerados. Y, la verdad sea dicha, por encima de los gustos o de filosofías políticas están las leyes. Por ello, los taurinos echan mano, con razón, de las decisiones de la misma Corte, que, en sentencia C-889 del 2012, declaró constitucional la Ley 916 del 2004, por la cual establece el reglamento taurino, y la C-666 del 2010, que avala las corridas como tradición cultural de la Nación y las autoriza en las plazas donde haya tradición regular, periódica e ininterrumpida. Requisitos que llena de sobra la primera plaza del país.

Pero el alcalde Petro, que es libre de no gustarle los toros, ha resuelto dar una terca faena, desconociendo los derechos constitucionales de esas minorías amantes de esa fiesta, que detrás tiene una larga cadena productiva y laboral. Además, la Alcaldía anunció una restauración de la Santamaría, que es un monumento nacional, con una inversión de 37.000 millones de pesos, como gran centro cultural, donde se ha pensado en todo, menos en los toros; e inclusive, en un acto poco considerado, ya eliminaron el museo taurino.

Se trata, simplemente, de respetar las libertades y las normas. Que es lo que defienden los novilleros en huelga, los empresarios, los ganaderos, los toreros y la afición. Es un asunto de derechos y de leyes, nada más.

editorial@eltiempo.com.co

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