El indulto suscitó la polémica entre los aficionados por no haber sido picado. Foto: Premiación a Joselito Vasquez - Guillermo López
POR. JOSÉ LUIS JIMÉNEZ, Maracay
La novillada sin picadores de apertura de la Feria taurina de San José de Maracay, ha sido como una tregua en medio de las circunstancias de protestas en el país, con el reencuentro para renovar los lazos de amistad y admiración que debe predominar en este arte que tanto defendemos.
Bien es cierto que la noche no fue de bostezos, porque el encierro de Los Aránguez tuvo diversos matices para mantener un ambiente de máxima expectación. Los tres primeros corridos: Roncador, Balillo y Fortuno sacaron complicaciones manifiestas y pusieron a prueba la capacidad de los bisoños toreros. Por su parte, el manantial de bravura y nobleza que ha caracterizado al hierro caroreño, se manifestó con Ricachón, Cachorro y Palierno.
Con este material, un sexteto de jóvenes soñadores con la gloria representando a sus respectivas escuelas: Francisco “Chico” Paredes (Mérida), Victor Daniel Garrido (Valencia), Luis Moreno Sánchez (Maracay), Marco Antonio Fernández (Maracay), Joselito Vásquez (San Cristóbal) y Reimer Molina (Tovar), protagonizaron en dos actos un espectáculo que ha dejado el mejor de los ambientes para saber que los esfuerzos de la empresa Agrocasta conquistan las recompensas de los halagos por los aficionados.
A la hora de hacer balance debo destacar que todos salieron con muchas ganas, algunos con el ajetreo de haber consumido una buena cantidad de kilómetros para aprovechar esta oportunidad bajo la mirada escrutadora de un público que sabe valorar las mejores intenciones.
Francisco “Chico” Paredes, de la escuela de Mérida, se encargó de romper el celofán a portagayola para los primeros aplausos de la noche. Muy mal con las banderillas, tampoco logró acoplarse con la muleta sufriendo algunos achuchones que hizo bajar el interés, pero estuvo bien a la hora de utilizar el estoque, consiguiendo palmas por la brevedad.
Víctor Daniel Garrido, de la escuela valenciana, muy embarullado con la capa y peor en banderillas. Fue volteado en diferentes oportunidades en labor con la muleta, sufriendo un puntazo, por fortuna limpio, que ameritó su ingreso a la enfermería apenas liquidar a su antagonista.
Luis Moreno Sánchez, de la escuela taurina de Maracay, hizo concebir esperanzas con el saludo capotero, aumentando el nivel con las banderillas, pero desinflándose cuando tomó la muleta, sin dejar los pies quietos. Se llevó lo suyo con una voltereta, finalizando con el descabello para ser despedido con aplausos.
Marco Antonio Fernández, también de la escuela maracayera, fue la grata sorpresa de la noche. Si bien es cierto que tiene trece años en su intento por lograr un hueco en tan difícil profesión, al fin logró debutar en traje de luces. No debe conformarse con los muletazos de excelente trazo con que salpicó su actuación, aún le falta mucho camino por recorrer, pero el guiño es que atesora una quietud que bien diseñada puede generar grandes estimaciones.
Sus tandas fueron muy corticas, pero eso no importó a la hora de despachar de pinchazo y estocada para conseguir la primera oreja de la nocturna, recogiendo una gran ovación en su vuelta al redondel calicantino.
Joselito Vásquez, oriundo de Maracay, vino representando a la escuela taurina de San Cristóbal, donde reside con sus padres desde muy pequeño. Tiene más rodaje que sus alternantes, demostrando que tiene clase, buen concepto del toreo, encontrándose con un novillo que hizo honor a la trillada frase de “no hay quinto malo”. Con material tan idóneo para no dejar escapar el triunfo, aguantó bien y dibujó muchas series por ambos pitones, de manos bajas, emocionantes. El de Los Aránguez, ejemplar muy exigente y encastado, necesitó de un torero con inteligencia y muchas piernas, y allí estuvo Joselito Vásquez, consiguiendo el indulto de “Cachorro” para recibir las dos orejas simbólicas y convertirse en triunfador del festejo.
Reimer Molina, de la escuela de Tovar, es el más verde de todos, estuvo a expensas del novillo que, distraído y con la cara alta, le desbordó en varias ocasiones, incluido desarmes.
Su labor fue monótona y los asistentes le apremiaron para que terminara pronto de resolver para agradecieron cuando dobló el sexto de esta novillada nocturna.
DETALLES:
*Brindis de Marco Fernández a los toreros: Maripaz Vega y Alejandro Chacón, así como a los miembros de la empresa: Pedro Chacón y Osmel Méndez.
*El indulto al quinto de la tarde suscitó la polémica entre los aficionados por no haber sido picado, pero no es la primera vez que ocurre ya que el 6 de octubre de 2013 en San Juan de la Nava (Ávila, España) fue indultado un ejemplar de Jandilla por el novillero Pablo Aguado. Por lo tanto, creemos que la Comisión Taurina de Girardot le añadió un punto a estimar como es la humanización de la fiesta.
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