Redacción: Alfredo Silva-Santisteban
Fotografías: Luis Sueyras
Enrique Ponce “Torero de Lima” ganador de cinco escapularios abrió la puerta grande en el mano a mano con Joaquín Galdos que cortó una oreja. Hay toreros que marcan una época y en casos de despedida las emociones afloran con recuerdos de tardes de gloria. Dos toreros de tauromaquia clásica, arte y estética. En el paseíllo hubo un minuto de silencio por los hechos ocurridos en Valencia, la tierra de Ponce.
Se lidiaron seis toros de la ganadería española El Pilar de divisa verde y blanca de encaste Domec q, bien presentados y con trapío pero que les falto fuerza. Destacaron el cuarto y el quinto de la tarde que fueron desorejados. Algunos se rajaron y no llegaron con buen son al último tercio o se apagaron durante la faena. El sexto fue cambiado por otro toro de la misma ganadería.
La afición recibió a Enrique Ponce con una gran ovación y con Joaquín Galdos hicieron un brindis con el público de pie, augurando lo que sería una tarde para el recuerdo. La salida en hombros del maestro de Chiva fue vitoreada con muchos aficionados que lo acompañaron, siendo cargado en hombros por Andrés Roca Rey. Ambos toreros se brindaron sus primeros toros en señal de respeto y admiración mutua.
El torero peruano Joaquín Galdos no pudo redondear su faena cortando la segunda oreja por fallar con el estoque. Tuvo una gran presentación en este mano a mano que será recordado por los aficionados de Acho.
ENRIQUE PONCE.- de rosa pálido y oro, recibió un homenaje de parte de la empresa al inicio de su primer toro a la cabeza de Tito Fernández, el actual empresario que conduce la plaza acompañado del ganadero y matador en retiro Rafael Puga, Gabriel Tizón y Jose Ignacio Bullard.
El maestro Ponce tuvo una despedida histórica y cortó las dos orejas en el quinto de la tarde “Sopetillo” (476 kilos). Recibío al toro con lances rodilla en tierra, seguidas de verónicas y una media de cartel. Brinda al público al toro de su despedida con la plaza puesta en pie. Con parsimonia y torería lo saca a los medios y poco a poco se acopla al burel componiendo una faena pletórica de arte, con muletazos lentos, acoplados y de mano baja, con un temple sin igual. Naturales uno a uno y el toro se empieza a apagar lo cual lo obliga a ejecutar poncinas preparando al toro para la hora de la verdad. Coloca una estocada en todo lo alto que hace rodar al toro sin puntilla. OLE! La plaza se inunda de pañuelos blancos, dos orejas y vuelta con clamor, momento irrepetible para un torero que cautivo siempre a Lima.
En sus otros dos toros, el primero de la tarde fue un cornalón que salía suelto desde que pisó el ruedo. Logra ejecutar muletazos de mano baja ligados en base a insistencia a un animal que tenía nobleza pero poca fuerza. En querencia realiza una faena en base a insistencia, luego naturales pero el toro se raja y refugia en tablas. Tras pinchar dejo una estocada entera algo caída, ovación. El tercero de la tarde, nada para recordar, porque el toro se rajó pronto y no logro cuajar una faena por las condiciones del toro.
JOAQUIN GALDOS.- de concho de vino y oro, cortó una oreja en el cuarto de la tarde y pudo repetir en el segundo, si mataba bien.
En el segundo de la tarde “Lavador” (485 kilos), el toro tenía codicia por lo cual inicia su labor con verónicas sentidas y media muy artística. Tras un buen tercio de banderillas en el que destaco Alonso Mamani lo saca a los medios y ejecuta unos derechazos hondos y con sentimiento, repitiendo las series del buen toro que humillaba. Toda la faena es ejecutada con esta mano rematando con el de pecho y unos molinetes de adorno. Hacia el final decae la fuerza del toro y tras un pinchazo deja una estocada entera trasera. Ovación.
En el cuarto “Meloso” (472 kilos) un castaño bien presentado que recargó en el caballo, tumbando al picador y con recorrido en la muleta. La faena que brindó al público fue en los medios embarcando al toro por el buen pitón derecho con derechazos inspirados corriendo la mano y rematando en la cadera. La nobleza del toro permitió una faena artística y de mucha estética. Vienen naturales templados y largos y hacia el final de la faena decide torearlo en cercanías como lo pedía el toro que se iba apagando. La faena estaba hecha se prepara para estoquear y deja una estocada en lo alto al segundo intento. Se le concede una oreja.
Galdos pudo cortar otra oreja si hubiese tenido mejor suerte con la espada. Tuvo una presentación digna en la despedida histórica.
Nos vemos en el tiempo!!
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