La pasividad taurina venezolana sigue latente hasta en la defensa de la Fiesta Brava. Imagen: GCegarra
Con todo y lo intrincado económicamente que se ha vivido y convivido en el presente año que ya casi llega a su fin la Fiesta Brava en Venezuela sobrevive en medio de la franca pasividad que reina entre sus actores y protagonistas principales, por encima de las circunstancias que la rodean y lo que en verdad, no puede negarse, pese algunas incongruencias, gracias al esfuerzo y voluntad de las empresas taurinas, que se la juegan a expensas del respaldo de la afición taurina.
La pasividad taurina venezolana sigue latente hasta en la defensa de la Fiesta Brava, no me cabe duda en ello. Bien lo reza el refrán “se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena y de San Isidro cuando no llueve”. A lo largo del año, si bien es cierto se han cumplido ferias taurinas tradicionales y festejos esporádicos, también es cierto, que el bullicio aparece en tiempos de feria y luego, toma cuerpo el silencio pasivo.
Uno que otro colega periodista, comentarista, cronista, con todas las diferencias de opiniones y criterios que podamos tener, mantenemos viva diariamente la llama de nuestra Fiesta Brava y más nada. Los gremios, asociaciones, ni pendientes, duermen su letargo y pasividad taurina, como si nada, eso sí, revienta una feria o festejo taurino y aparecen forondos, palabreando el apoyo y la defensa de la fiesta taurina, luego desaparecen como el viento, una realidad que está allí, a la vista de todos.
Pues nada, la pasividad taurina en nuestro país, sigue latente y mientras despiertan todos los actores y protagonistas que deben estar activos todos los días del año y no sea para figurar, unos cuantos como siempre lo hemos hecho, seguiremos luchando, batallando, impulsando, defendiendo nuestra Fiesta Brava para no dejarla morir, punto y olé.
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