Ya terminada la edición 179 de la feria de Tovar 2022, con supuestos saldos rojos en las arcas de la empresa, 20 orejas se cortaron en las cuatro corridas; algunas no tuvieron importancia y un palco sin criterio, que parece solo tuvo como compromiso secreto, exhibir los pañuelos en la pajarera como signo de gripe crónica o alérgica.
Algunos se están dejando llevar ingenuamente por el fantasma de un absurdo triunfalismo orejeril, no del todo positivo, sin comprender que la salud de la feria está a punto de terapia, pese al apoyo oficial.
En la hermosa sultana de Tovar, destacó la reacción gris y desubicada de personeros de la empresa organizadora, que amparados en un falso poder temporal, hundieron el buen propósito de Jhoan Santana como taurino emprendedor, identificado con su pueblo, provocando un fuerte quebranto en el desarrollo de los espectáculos taurinos cuyas raíces populares no han podido levantar, por la ignorancia y desconocimiento de factores elementales de éxito de quienes escudados en la joven empresa, aman profundamente el protagonismo para sentirse importantes y además, con intermediarios o asesores con un poderío que pisotea e influye en la informalidad, la improvisación y el peloteo de compromisos y responsabilidades.
El próximo año 2023 es el reencuentro de los tovareños y se deben poner en práctica ajustes y directrices precisas de las autoridades regionales y municipales, para que la empresa de turno, modele una estructura sólida, con sentido profesional, comercial y turístico, con buenas estrategias y logística.
Pudimos apreciar cómo devolvían de una improvisada taquilla a aficionados que con billetes de 20 dólares iban a comprar su entrada de 15 dólares y no había forma de dar vueltos, o la entrega de abonos el mismo día de la primera corrida, las humillaciones para entregar las credenciales, hasta a los cronistas taurinos locales, que con afición y seriedad se echaron sobre sus hombros por radio y otros medios, la promoción de los eventos, sacando del Instagram las noticias, ya que era el único medio informativo de la empresa que al parecer desconoce el bajo porcentaje de este medio entre los taurinos venezolanos. Tampoco hubo los programas oficiales impresos en cada corrida lo cual se contempla el reglamento.
Creemos que la tarea inmediata con ánimo de cirujano, es cortar sin sangrar, extraer focos de infecciones y no ocultar tumores malignos. Analizar con cautela y buen tino las causas que son influyentes para mejorar la taquilla, porque sería verdaderamente inexplicable en este mundo taurino, se considere normal que seis toreros españoles, un mexicano y seis venezolanos, todos de mayor o menor interés, hayan producido estás taquillas cuyo máximo aforo de media entrada fue el sábado por la actuación del local Rafael Orellana, quien por cierto recibió su sexto trofeo como triunfador de la feria.
De la actuación de los toreros, el comportamiento de los toros lidiados, de las cuadrillas y otros detalles resaltantes hablaremos en próxima entrega.
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