21/4/20

Subalterno Eduardo Graterol busca en Ecuador mejores opciones profesionales

Eduardo Graterol entrenando en la azotea de su casa en Quito.


*** Guarda la cuarentena entrenando con optimismo

por: Jesús Ramírez "El Tato"

Un torero venezolano que esta fuera de nuestras fronteras, es Eduardo Graterol, destacado subalterno que desde hace dos años hace vida en Ecuador, a donde viajó en busca de mejores opciones profesionales.

Refiere Graterol que decidió el trascendental paso, consagrando así un deseo de mejora continua desde el punto de vista personal y profesional. Reside con sus tres hijos y una nieta en Quito, donde ha hecho amistad con muchos taurinos importantes que lo han apoyado para abrirse paso, tanto, que ha viajado a Colombia en dos oportunidades a torear festivales internacionales que se celebran en Bogotá con matadores de toros y aficionados prácticos de varios países.

No ha sido fácil soportar la cuarentena -nos dice Graterol- porque existe un confinamiento muy complicado y rígido acá, al que nadie está acostumbrado, pero que hay que cumplir con disciplina y fe. Graterol cumple con las medidas sanitarias, entrenando con su hijo Abraham que quiere hacerse subalterno profesional. Con él, comparto lo aprendido en esos años iniciales de lucha desde que tomé un capote en la escuela taurina de Valencia con los maestros Santos Rueda y el popular "loco" Muñoz.

Con su hijo Abraham que quiere seguir sus pasos profesionales.

Luego los ejercicios físicos para estar siempre en forma, donde incluye a su hija mayor Génesis, al menor Gabriel y no se salva de sudar la nieta Sofía. El banderillero, nacido en Maracaibo, pero aclimatado en la capital carabobeña por muchos años, para hacer más cortas las horas, inventa platos en la cocina, ve tv, participa en juegos de dinámica de grupos, siempre soñando con el toro en la plaza que pronto habrá de volver, sin caer en desánimos, sentencia.

Reflexiona que la naturaleza está dando una lección al mundo sumido en caos y egoísmos; por ello hay que sentir y vivir estos cambios con fe; porque Dios es generoso, sabio y justo, afirma. A Eduardo Graterol sus amigos y compañeros de profesión le dicen “El poeta torero”, y a fe que lo demuestra en estos improvisados versos que dedica a la afición taurina venezolana y a sus amigos toreros desde Ecuador.

Recuérdame los inicios
esos con los que soñaba
a jugar con un buen toro
y la grandeza que daba
estar entre los pitones
sin miedo a su mirada.

Toro y torero soñaban
el toro con su vacada
el torero con su dama
esa del sueño en la cama
donde el amor embestía
como lanzando cornadas.


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