Con esto de la cuarentena social colectiva sanitaria por el maléfico Covid-19. Dibujo de Julián Varona.
por: Giovanni Cegarra
Con esto de la cuarentena social colectiva sanitaria por el maléfico Covid-19, como unos lo llaman ya, nuestra afición y pasión está, como dirían mis difuntos ancestros, “arrumados en un esquina, esperando les toque turno”...
...y en verdad, que lo taurino está en seco, a la espera y como ya anotaba recientemente, en veremos, en cualquier país del mundo, donde la Fiesta Brava tenga existencia y permanencia.
En verdad, que estamos arrumados, que no se entienda, es despectivo, pero es así y en Venezuela, ni se diga. El Calendario Taurino, mermado totalmente en este 2020, prácticamente, está cerrado, toda vez, que el lógico alejamiento social que implica la cuarentena, ataja de hecho, la posibilidad de organización de cualquier actividad ferial taurina que se tenga por delante, por mucha voluntad y esfuerzo empresarial que vaya de por medio ya que, levantada la prevención sanitaria, no será de una, que se retome la cotidianeidad social colectiva.
Así de sencillo, están las cosas, en nuestra mermada Fiesta Brava Venezolana, que por lo menos, por las redes y grupos taurinos sociales, se mantiene latente, aunque algunos, que la mente no les da más, embasuran las mismas, con necedades que no tienen sentido, rayan lo sensato, en estos momentos difíciles que vivimos y convivimos, todos por igual, en este mundo terrenal.
Imposible pasar por alto, que en lo que va del 2020, grandes amigos aficionados taurinos, han abordado el bus celestial, primero lo hizo el Tío Julián Varona, le siguió Zelín Peña, Oliverio Picón, Eduardo Soto y hace días, Fabio “Fabito” Grisolía, hijo, Dios les tenga en su Santa Gloria y nuestra solidaridad a sus familias.
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