La feria de Tovar ha sido la radiografía que nos muestra como está actualmente la fiesta de los toros en Venezuela y su resultado es preocupante, pues a los problemas propios del país, se une el del toro bravo nacional. A lo largo de las tres corridas se han visto astados con muy poco trapío, salvo los de San Antonio que excepción hecha del que cerró plaza, tuvieron cuajo y presencia. Analizando el juego de los astados es donde se encienden las alarmas, pues la gran mayoría mansearon, y si alguno tomó los engaños de los toreros, fue por cierta nobleza y el contrastado oficio de los espadas.
Nuestras ganaderías acusan la difícil situación económica que vive Venezuela, no escapan de esta realidad y eso se apreció perfectamente en Tovar, donde la falta de trapío y presencia se unió a la mansedumbre y descastamiento. Sin embargo, veamos el vaso medio lleno, esto servirá como decía el recordado Juncal para tomar nota e intentar remontar. Es tarea urgente y necesaria.
Es digno de elogio el esfuerzo de la empresa JSA Productions al dar las tres corridas de toros y la novillada, pues con una economía sumergida en una profunda crisis, atreverse a dar toros es de héroes. La asistencia de público, fue muy baja, pero en este caso es comprensible, de toda la vida este ha sido un espectáculo costoso, y los gastos por ende se trasladan al boleto que debe adquirir el aficionado, y en esta tesitura es normal que la afición se haya quedado en casa, sin olvidar los graves problemas de transporte, combustibles entre otros.
La luz roja está encendida, es deber de todos tomar conciencia de la difícil situación de la fiesta brava nacional, para tomar los correctivos necesarios, esperando obviamente que la situación país mejore. Pero lo que esté a nuestro alcance es tarea urgente, no hay espacio para la demora, pues la realidad de la tauromaquia venezolana no admite ni excusas ni atajos.
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