por: Carlos Alexis Rivera
Fabio Castañeda, torero venezolano que hace vida taurina en
el Perú, vuelve a triunfar en esas tierras incaicas, esta vez, presentándose en
la Plaza de Toros del distrito de Catache
en Santa Cruz. Cajamarca, desorejando los toros de la ganadería de La Viña, propiedad del General
Jesús Montenegro.
La corrida, - que tradicionalmente se realiza en el marco de
la Feria en honor al Santo Patrono San Agustín de Catache, - se desarrolló en
un espectacular escenario con una muy buena entrada para apreciar el mano a
mano entre el torero Fabio Castañeda y el diestro Peruano Emilio Barrantes.
En su primera salida, el coleta venezolano dio una verdadera
demostración del potencial taurino que atesora, recibiendo a su oponente con
elegantes capotazos y demostrando con las banderillas las plenas facultades que
posee en este tercio el cual los venezolanos son referente en el mundo.
Con la muleta, Fabio Castañeda logra cuajar una faena de
mucha enjundia, bajando la muñeca, vaciando cada muletazo en la espalda, templando
y mandando; dando el espacio y el tiempo
para ahormar así las embestidas de su oponente, para luego acertar con el
acero, recibiendo del publico la ovación y de la autoridad las dos orejas, como
justo reconocimiento a su entregado desempeño.
En su segundo toro, Castañeda repite la dosis de entrega en el ruedo, logrando que el pupilo de General Jesús Montenegro se encele en la muleta, permitiendo al diestro venezolano desarrollar toda esa tauromaquia en una faena de importancia, haciendo que el toro embista por ambos pitones y ejecutando a toda ley una suerte suprema que mereció una oreja y la insistente petición de la segunda por parte de la afición que en pleno, se hizo presente en el coso taurino Catache.
En su segundo toro, Castañeda repite la dosis de entrega en el ruedo, logrando que el pupilo de General Jesús Montenegro se encele en la muleta, permitiendo al diestro venezolano desarrollar toda esa tauromaquia en una faena de importancia, haciendo que el toro embista por ambos pitones y ejecutando a toda ley una suerte suprema que mereció una oreja y la insistente petición de la segunda por parte de la afición que en pleno, se hizo presente en el coso taurino Catache.
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