Dos orejas simbólicas que dejó evitando con ello mayor reclamo y dio la vuelta al ruedo con opiniones dividas. Foto: Luis Sueyras
Redacción: Alfredo Silva-Santisteban D.
Fotos: Luis Sueyras
Se lidió la segunda corrida en la bicentenaria Plaza de Acho. El ganado peruano fue de “El Olivar” de divisa roja y blanca, muy bien presentados, con gran trapío y peso, algo gordo el cuarto. Destacó el segundo “Lanudo” de 524 kilos, un toro melocotón de pelaje que fue indultado por Alvaro Lorenzo en decisión discutida. Dieron juego y fueron nobles, el tercero, y el quinto.
En tarde de sol, con tres cuartos de entrada hicieron el paseíllo, Emilio de Justo (azul y oro), Alfonso de Lima (turquesa y oro) y Alvaro Lorenzo (celeste y oro). Fueron recibidos con una ovación antes de la faena del primer toro. Confirmaron la alternativa en Lima, Emilio de Justo y Alvaro Lorenzo. Luego del tercero toro salieron las Amazonas de Chilca montadas en el Caballo Peruano de Paso para hacer una exhibición caballar.
ALVARO LORENZO.- el toledano debutó con buen pie en Acho al cortar las dos orejas al segundo de la tarde “Lanudo” de 524 kilos, toro melocotón tirando para jabonero. El toro fue noble y con fijeza repetía las tandas ligadas del matador. La faena fue muy artística y si bien por momentos el toro lo sobrepaso, la composición y buenas maneras del torero consolidaron una buena faena por los dos pitones, con algunos pases algunos en un palmo de terreno, que remataba con el de pecho. Hacia el final de la faena pidieron el indulto que el Juez inicialmente denegó pero luego inexplicablemente concedió con opiniones divididas que desmerecieron la tarde e incluso la buena labor del matador.
Luego del indulto, demoraron la entrega de las dos orejas ante el silencio inexplicable de la afición y luego al ser entregadas por el alguacilillo, las dejó evitando con ello mayor reclamo y dio la vuelta al ruedo con opiniones dividas.
El sexto “Altanero” toro de 559 kilos recibió dos puyazos, toro de hermosa lámina que se apagó por lo cual se silenció su labor.
EMILIO DE JUSTO.- causo buena impresión en sus dos toros por su torero de corte clásico y de buenas formas. Con el primero “Resabio” de 542 kilos lanceo a la verónica con sentimiento y torería, remató con una media de cartel. El toro fue picado en lo alto y el matador hace un quite en los medios por verónicas, el toro se empezaba a quedar.
Destaca el banderillero nacional Darcy Tamayo que se desmontera tras dos buenos pares, uno asomándose al balcón. Con la muleta, el toro si bien embiste con fijeza se cuela por ambos pitones y De Justo logra ligar las tandas de mano bajo con mando y temple que remata con el forzado de pecho. Deja un pinchazo hondo en lo alto, varios descabellos. Silencio.
En el cuarto, “Jalapo” de 527 kilos, un toro melocotón, cornalón y con cuajo. Con la muleta estuvo muy por encima del toro que se empleó al inicio pero luego se distraía. La faena no termina de rematarse porque el toro levantaba la cara y se distraía lo cual no permite ligazón. Deja una estocada desprendida de efecto rápido.
ALFONSO DE LIMA.- Era el segundo matador en terna toreo el tercero y quinto de la tarde por la confirmación de alternativa de Emilio de Justo. Regresó a Acho y tuvo buenos momentos en el quinto toro “Belicoso” de 593 kilos de hermoso trapío que brindó a su padre. La faena la inicio de rodillas en los medios y cuajó algunas tandas de derechazos de mano baja y en redondo, a un toro que acudía al galope. Faena con trincherazos a un toro que tuvo nobleza y calidad. La faena mostro al peruano con voluntad y por momento se gustaba al torear muy relajado, pero por momentos la faena decayó. Dejó una media en buen sitio algo desprendida y dio vuelta al ruedo con la ovación de su público clamada, pese a que hubo petición de oreja por la buena labor del matador.
En su primer toro que fue el tercero de la tarde “General” un jabonero, de gran trapío, lanceó a la verónica y se lo dejó entero sin pica. En la muleta, doblones al inicio de la faena sacándolo a los medios. El toro tuvo nobleza pero escasa trasmisión. No llegó a cuajar una faena, se silenció su labor.
Nos vemos en tiempo!
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