Sábado 18 de Mayo en San Cristóbal


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22/3/18

Los Aránguez: 50 años de amor entre el toro y la dehesa

Ganaderìa Los Arànguez Foto: blog elvitoalostoros

** A la memoria de Raúl Riera Zubillaga ganadero de reses bravas, y en el afecto de sus aliados en la pasión, Alberto Ramírez Avendaño, Monchito e Ildefonso Riera Z

Por: Pastor Ramírez Herrera
tomado de: Blog elvitoalostoros - 21 Mar 2018

En los llanos de Carora en el antepecho de la ciénaga y ya con vientos de La Guácima cargados de aguas peregrinas que saludan mezquinas las sabanas arangetana del sitio de Los Caballos que sin el Tajo y sin el Jarama da su yerba magra a la vacada cuya capa lustra el insidioso sol para engastar en El Oro del araguaney la gema de bravura que es el toro de Los Aránguez; con largueza de trapío en modesta alzada, recorrido codicioso, humillando con nobleza y empujando jaca y vara.

La dehesa carorense es sin sangre y es sin jugo, como el cronista afirmaba. Sin olivos con olivas, con encinas trasmutadas en ralas uvedas de generosa sombra y nutritivas y broncíneas vainas.

La Carora salamanquina, Tierra brava por procera y por ser lar de los Lara, tierra brava y sabia como su epónima castellana y por el encaste sevillano de Santa Coloma con vertientes de la sabana bogotana, de Garfias y Vallecaucana.

Cincuenta años es un siglo, es un lustro, pueden ser un instante en los tiempos del Arcano, pero cincuenta años en la historia de los Aránguez es un culto infinito de emoción y empeño en la construcción del toro bravo en nuestro país, un esfuerzo sin par y si paga para dotar a Venezuela del elemento angular de la tauromaquia, del epicentro de la fiesta brava en su expresión sublime de Arte, donde confluyen, coraje, que no es bravura, bravura que si es nobleza y que no es otra cosa que la síntesis estética del hombre y el toro en un diálogo críptico que gratifica al espectador por su belleza.

Los bravos de Los Aránguez, sin pretender enjundia al decirlo, son ensamblaje sincrético de castas y encastes en el legado biológico recibido, más genética, trópico y desprendimiento pasional del ganadero culto y universal que hace posible que Carora sea, como lo es, tierra brava y sabia, además de proceda.

Un abrazo
Pastor Ramírez Herrera

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