Sábado 18 de Mayo en San Cristóbal


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26/3/18

Alfonso Rondón: Veintiséis años en la lucha taurina

Dando la vuelta al ruedo en junio de 2012 luego de indultar un ejemplar de Los Aránguez en Maracay al lado de Chuíto Riera y el doctor Alberto Ramírez Avendaño. Foto archivo:

por: José Luis Jiménez

El matador de toros Alfonso Rondón “El Burri” sigue de plácemes al cumplimentar veintiséis años de haber tomado la alternativa. En ese estado de cosas significativas para un torero, se comunicó con nosotros para autorizarnos a develar algunos casos y cosas de su vida desde que decidió incursionar en tan riesgosa profesión.

Comenzamos aclarando que el cognomento de El Burri se debe a su padre quien destacó como buen intérprete del tradicional baile originario del estado Guárico denominado la burriquita y hasta nuestro biografiado se extendió el nombre, pero acortado: “El Burri”, manifestando que nunca ha bailado ese ritmo, lo suyo es el pasodoble, la salsa y el merengue.

Desde muy pequeño había escuchado que es la mano izquierda quien mata a los toros, lo que consideró un privilegio, porque si el cerebro es tan complejo que necesita ser dividido en dos partes iguales llamadas hemisferios, siendo zurdo por naturaleza, de hecho, se decidió a “patentar” una forma de matar con la mano izquierda y lo demás sería accesorio con la diestra, creyendo en su ignorancia seudo infantil que todo estaba hecho.

No en vano, Rondón destacó en sus inicios por su valor y carisma para encontrar eco en la afición, con la característica propia de un jovencito que tenía al capote y muleta como su único material estudiantil, y vaya! que funcionó un buen tiempo por ser este detalle más que suficiente para los empresarios, quienes utilizaban como imán taquillero: “vea al único novillero venezolano que mata los astados con la mano zurda”. Si bien esta característica no es nada nueva ni exclusiva, por lo menos el para entonces joven torero supo corresponder a esa gracia de Dios y de sus padres, siendo las plazas de Maracay y Caracas fiel testimonio del presente comentario.

Al igual que la mayoría de los toreros venezolanos, para llegar al grado de matador de toros, Alfonso Rondón (ya sin el añadido de El Burri), vivió en carne propia dos hechos que marcarían su vida: la primera tentativa de alternativa fue organizada por Orlando Padrón y Juan Corso, el padrino sería el recordado Bernardo Valencia y de testigo al español Sergio Sánchez, pero los ganaderos de la extinta Camoruco Españolero enviaron una becerrada y como es de suponer, la autoridad de ese entonces que presidía el recordado concejal Juan Navarro, no tuvo más remedio que suspenderla, quedando el siguiente saldo de frustraciones: Rondón debería esperar otra vez y el español Sánchez quedó inédito.

En paralelo a su vida taurina tenía una carta bajo la manga que sería su mayor respaldo: los vecinos de su querido barrio lo tenían como el claro ejemplo de lo que en verdad es Campo Alegre: cultura popular, unión, sabrosura, trabajo, mucha diversión y superación.

En un tiempo al barrio no lo pintaban como lo máximo, pero a la aparición de un ídolo popular nacido de esas entrañas, como es el caso de El Burri, surgió el desquite de los pobres para vanagloriarse de tener un embajador que pudiera alternar en un mismo terreno con políticos y artistas.


Allí surge la figura de la para entonces alcaldesa Marlene Ortíz, quien preparó todo para darle oportunidad en la feria de San José de Maracay del año 1992 con una alternativa que fue un lujo: toros de Rancho Grande, padrino: el mexicano Guillermo Capetillo, testigo Morenito de Maracay. La organización estuvo a cargo del licenciado Víctor Anzola Girón y la plaza se llenó a reventar dado el buen momento de todos los actuantes: Capetillo, quien además de torero es actor de telenovelas, estaba triunfando al lado de la famosa actriz Victoria Ruffo; Morenito de Maracay se mantenía en la cúspide de su carrera y Rondón había logrado su objetivo.

Luego de una tarde tan linda como esa, la historia taurina del matador aragüeño se mantuvo por la ruta de las oportunidades que le llevó a sacar muchas conclusiones de todo este tiempo, viviendo varias circunstancias. Para subsistir, y mientras le quedaba popularidad, montó una empresa familiar encargada del mantenimiento de áreas verdes y como tenía vara alta con Didalco Bolívar, gobernador de Aragua de ese entonces, merced a la admiración que este profesara por los toreros, consiguió buenos contratos para su empresa que le permitió oxigenarse crematísticamente.

ANÉCDOTAS CON LA GANADERÍA LOS ARANGUEZ

De tantos casos y cosas de Alfonso Rondón vamos a aprovechar el actual y feliz cincuenta aniversario de la ganadería Los Aránguez para puntualizar que en los predios de la familia Riera Zubillaga y del doctor Alberto Ramírez Avendaño, nuestro personaje también protagonizó algunas anécdotas que hacen pasto de comentarios en las tertulias taurinas.

Entre ellas está la vez que el doctor Ramírez, ortodoxo en la materia y viendo que el torero estaba presente en cuanto herradero y tienta realizaban en la ganadería caroreña, le preguntó:

- “Pero bueno, ¿Cómo haces tú para adivinar cuándo hay faena por acá sin ser invitado?”
El torero le respondió que tenía un patriota cooperante, que no era más que el fiel César Cárdenas “Segueta”, amigo y compañero de viajes del mismísimo doctor Ramírez.

Tan bien le fue a Rondón con esas apariciones imprevistas que a la fecha de los primeros veinte años de fundación de la ganadería, los únicos invitados eran los Girón, pero algo pasó que no pudieron llegar y ese día el joven diestro estuvo como pez en el agua: las vacas destinadas para los Girón las toreó él solito.

Otra anécdota fue con el mismo doctor Ramírez quien a la salida de una corrida de toros en Barquisimeto le ofreció darle el empujón hasta Maracay. A mitad de camino a eso de las doce de la noche el doctor Ramírez paró el vehículo cerca de Chivacoa y le dijo:

- “Bueno torero, ahora manejas tú hasta Maracay porque yo tengo sueño”, respondiéndole Rondón:
-  “Ay! doctor, yo no sé manejar”.

Acto seguido montó en cólera Alberto Ramírez:
- “¿Cómo? tronco de vaina me has echado. Yo te ofrecí la cola porque creí que sabías manejar o es que piensas que eres figura del toreo con chofer incorporado?”.


SU FILOSOFÍA TORERA

Volviendo a la realidad, la abundancia de datos que nos suministra el diestro cumpleañero al respecto obliga a no extendernos excesivamente. Respeto y admiro ese mundo complejo y cargado de historia donde, en torno al trágico duelo entre torero y toro, hay gestos y detalles que cobran un valor extraordinario en sus protagonistas.

Cuando lo entregas todo por lo que más quieres en este mundo, entrenando fuerte y ves que se traduce en casi nada, te replanteas muchas cosas, tienes que ser fuerte para seguir adelante. El matador de toros aragüeño Alfonso Rondón es un fiel ejemplo.

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